Miércoles de escombro en Melide

MELIDE

Noguerol

El Concello ejecutó esta mañana la sentencia que obliga a demoler dos viviendas de una familia que reclama una solución habitacional

22 feb 2023 . Actualizado a las 15:32 h.

Cree Chus Mosteiro que el «Miércoles de Ceniza» del 2023 pasará a la historia de Melide como el día en el que por, primera vez, se echaron abajo dos viviendas en la localidad. Lo verbaliza mientras presencia en primera línea la demolición de su casa, la que, hace 67 años, levantaron sus padres en el tramo urbano del Camino Francés, junto con la vieja cuadra, 42 metros cuadrados que su hermano Víctor reconvirtió en una pequeña vivienda a la que siempre poder volver en su municipio natal. El concello melidense ejecutó esta mañana la sentencia en firme que dictó el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG), obligando a la demolición de ambas construcciones por haberse excedido sus propietarios de lo autorizado en la licencia cuando, en 2009, obraron en ellas.

«¿Ves o poliespán? Vinte centímetros foi o que se botou, e logo unha lámina de cinco de formigón», explicaba Carlos Mosteiro, en medio del estruendo de la pala mecánica que redujo a escombros el que fue el hogar familiar. Le restaba, así, importancia al castigado exceso de obra, toda vez que las viviendas no ganaron ni en volumen, ni en edificabilidad. La máquina de la empresa a la que el bipartito municipal (Adiante Melide-PSdeG) le adjudicó por contrato menor la demolición —la orosina Eulogio Viñal Obras y Construcciones S.A— comenzó a trabajar cuando el reloj se aproximaba a las nueve de la mañana, pero, desde una hora antes, afectados, familiares, y allegados ya estaban, junto con agentes de la Guardia Civil y de la Policía Local, en el lugar, donde desde el concello de Melide se desplazó a un técnico para supervisar el derribo, con arreglo al correspondiente proyecto.

«Unha pena», no dejaba de repetir Chus Mosteiro, que se quedó sin la vivienda en la que invirtió los ahorros de cerca de cuatro décadas de trabajo, con la intención de instalarse permanentemente en ella cuando, dentro un año, coja la jubilación. Los gobernantes locales no le proporcionan la solución habitacional que pide la familia, pese a haber sido el Concello la parte denunciada ante la justicia por haber hecho caso omiso a los requerimientos de los denunciantes para que interviniese en la actuación de los hermanos Mosteiro. Fueron tres vecinos los autores de la denuncia. El chalé de uno de ellos, en el que aparecieron pintadas de las que los afectados se desvincularon totalmente, permanece hoy cerrado a cal y canto. «Meus pais déronlle auga para facer a casa, e eles corresponden desta maneira», lamentaba Carlos Mosteiro.