Vecinos de Melide demandan mayor seguridad para los peatones en la N-547

Natalia Rodríguez Noguerol
n. noguerol MELIDE / LA VOZ

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Reúnen casi doscientas firmas, pidiendo una senda para viandantes en O Rañado

15 ene 2023 . Actualizado a las 05:05 h.

Es innegable. Desde que está operativo el tramo de autovía que sitúa Arzúa a unos veinte minutos de la capital gallega, el tráfico rodado en la carretera nacional a la que jubilará la A-54 cuando se concluya en su totalidad es un constante ir y venir de vehículos —sobre todo, pesados? en los tramos de la carretera Lugo-Santiago (N-547) a su paso por Arzúa y por Melide. Lo saben y lo sufren, mejor y más que nadie, quienes viven a pie de calzada, sin la seguridad que ofrecen en los cascos urbanos la limitación de velocidad a 50 kilómetros por hora, las aceras, los pasos de cebra y los semáforos. Lo cuentan, a solo un kilómetro y medio de distancia del centro de Melide, los vecinos de O Rañado, con una veintena de viviendas dispuestas a uno y otro lado de la carretera nacional.

En ese núcleo de la parroquia de Santa María se sienten desprotegidos en términos de seguridad vial, y también discriminados, al ser el único lugar al que no llegan las aceras de todos los que constituyen una extensión del casco urbano. Y eso a pesar de que la N-547 «é a estrada que máis tráfico ten», afirma, con certeza, Manuel Mouriño. Es uno de los vecinos que se plantaron para exigir —con el apoyo de cerca de doscientas firmas— que se construya en, al menos, uno de los márgenes de la calzada, una senda, una vía, o lo que técnicamente se considere oportuno para garantizar el tránsito seguro de peatones. «Non necesariamente teñen que ser beirarrúas», apuntan los afectados.

Las causas del peligro al que se exponen están claras: «é perigosísimo, un risco total, porque a velocidade non se respecta, o tráfico aumentou moitísimo, e hai tramos da beiravía que non teñen nin medio metro». No mienten. Sobran diez minutos para comprobarlo in situ. Caminar por el arcén de la nacional N-547 a la altura de O Rañado da vértigo. No hay terraplenes. Pero sí un ir y venir de vehículos — la mayoría, a más de 70 por hora—, tramos demasiado estrechos, y otros sin visibilidad alguna. De ahí las firmas reunidas por los afectados, que piden que se presupueste la vía para peatones en el próximo plan municipal de obras, o que se gestione ante el Ministerio de Transportes.