Trabajo intermitente
Al margen de poner el acento sobre esa dilación, este hostelero con negocio al lado del puente medieval de Furelos detalla el ritmo actual de las obras, que están acometiéndose de manera intermitente. Apunta, al respecto, que «cortaron un martes, a la siguiente semana ya no trabajaron; la semana siguiente, lunes y martes, no trabajaron, y trabajaron, miércoles, jueves y viernes; y esta, que es la tercera, no han venido todavía en toda la semana». La imagen del bar del Miguel Río -que con los peregrinos «trabajaba bastante bien, dando desayunos y comidas», cuenta- contrasta con la del establecimiento localizado al otro lado del puente, a la altura del desvío señalizado debido a las obras. Por momentos, no hay sitio en la terraza, llena de romeros. Al margen de esa diferencia, los vecinos de Furelos lamentan que los caminantes, una vez recorrido el desvío, no se adentren en el lugar, tal y como indica la señalización. Creen que continúan el trayecto por la travesía de la carretera N-547 al ser lineal, y la opción recomendada por el GPS cuando buscan llegar a cualquiera que sea el establecimiento de hostelería de Melide. Y es una pena porque, en la aldea, hay una bajada al río desde la que se toma la mejor panorámica del fotografiado puente.