«Ojalá se normalice el uso de la mascarilla comunicativa, y a un precio asequible»

Natalia Rodríguez Noguerol
n. noguerol MELIDE / LA VOZ

MELIDE

Sandra Alonso

María Carmuega, de Melide, recoge un premio a una campaña por la diversidad funcional que ella capitaneó en Galicia

21 dic 2020 . Actualizado a las 22:38 h.

Aunque es inagotable en su empeño de que la causa que defiende llegue al puerto que desea, María Carmuega está de enhorabuena. Esta vecina de Melide puso voz en Galicia a una reivindicación común a las personas que, como ella, se comunican a través de la lectura labial. La pandemia y el uso generalizado de la mascarilla permitieron visualizar una barrera que la Asociación de Implantados Cocleares de España (AICE), a la que representa en la comunidad esta melidense, se propuso eliminar, impulsando el diseño y fabricación de un modelo de mascarilla certificado que permite leer los labios y ver la expresión facial.

La campaña que puso en marcha el colectivo para concienciar a la sociedad de la problemática -se repartieron gratuitamente más de 26.500 unidades de las llamadas mascarillas comunicativas- ha sido distinguida por la Organización de Diversidade Sensorial de Galicia (Xoga) en la primera edición de los premios «Xuntos Avanzamos», que reconocieron la labor desempeñada por otros dos colectivos en favor de la diversidad sensorial durante la pandemia. María Carmuega se desplazó a Pontevedra a recoger el galardón, «que Xoga nos concedió al valorar la necesidad de una mascarilla comunicativa como muy importante», apunta. Esta vecina de Melide resta relevancia a su papel en la iniciativa premiada -«me considero una brizna de hierba en un campo enorme», dice- y comparte la satisfacción de la asociación a la que pertenece por el reconocimiento: «aunque la mascarilla comunicativa no es la solución total para las personas sordas, es una gran ayuda, y agradecemos este premio porque nos permite visibilizar y divulgar una realidad, la de las barreras a la comunicación».

La distinción no aparcará la reivindicación de María Carmuega, y tampoco la de AICE. «Ojalá este tipo de mascarillas se conviertan en un producto normalizado, sin estar sujeto a monopolios, y a un precio accesible. Si esto sucede, consideramos que el objetivo se ha cumplido, y que los esfuerzos realizados, logísticos y económicos, se darán por bien empleados», apunta.

Cuenta esta vecina de Melide que la ciudadanía «sí responde», pero es necesario «que las conozca más y empiece a solicitarlas, porque hay empresas que ya las fabrican y venden». Hasta entonces, María Carmuega agradece gestos como el de los empleados del Concello de Santiso, que hacen uso de la mascarilla comunicativa cuando esta empleada de Correos llama a la puerta con correspondencia.