Los pulpeiros del Camino reanudan su actividad en Melide a paso lento

Natalia Rodríguez Noguerol
natalia noguerol MELIDE / LA VOZ

MELIDE

XOAN A. SOLER

El gremio ve perdida la campaña incluso con los peregrinos que espera a partir de julio

29 may 2020 . Actualizado a las 23:03 h.

A estas alturas, la afluencia en el Camino de Santiago estaría avanzando a buen ritmo hacia los 100.000 peregrinos. Las expectativas a las puertas de un año santo eran buenas. En el 2019, de hecho, los romeros que alcanzaron la meta jacobea de enero a mayo sumaron 89.639, pero, este año, la pandemia del coronavirus dejó, a mediados de marzo, la estadística con 6.785. Son solo números, en concreto de la Oficina del Peregrino, pero en ellos se sustenta la economía de los negocios que trabajan al ritmo que marca el primer itinerario europeo de peregrinaciones. Con la desescalada, muchos empezaron a recuperar la actividad, pero a un paso mucho más lento del que aguardaban por estas fechas antes del estallido de la crisis sanitaria.

En esta tesitura se encuentran los pulpeiros de Melide, que si bien distingue su gastronomía por sus artesanales dulces, en el mapa jacobeo, es el cefalópodo el que le da la fama. «Faltan os peregrinos, co que, de momento, sobra a metade do corenta por cento do aforo que temos permitido», cuenta Ernesto Pereira. Es el gerente de A Garnacha, una pulpería en pleno tramo urbano del Camino Francés en la que tendrían que estar trabajando «a tope». Pereira regenta también una casa de turismo rural en la ruta jacobea, con reservas que le permiten pronosticar que empezarán a despachar pulpo a los peregrinos en julio. Con todo, «esta ano viña boísimo, pero damos grazas a Deus, se gañamos para gastos e para manter aos traballadores», afirma. Su compañera de oficio, Mercedes Parrado, de Pulpería Ezequiel, también da por perdida la temporada. «Peregrinos va a haber muy pocos. La masificación se acabó», dice.

XOAN A. SOLER

«A estas alturas tendría que estar lleno y estamos trabajando poco»

Mercedes Parrado, que regenta junto con su marido Jorge Pereira la pulpería más antigua de Melide, Ezequiel, también aporta cifras para dar cuenta de la caída en el ritmo de trabajo al no tener entre la clientela habitual a los peregrinos que, a estas alturas del año, pasarían a mansalva por delante del local, en el tramo urbano del Camino Francés. «De 25 kilos de pan al día, cojo 3», cometa la pulpeira, poniendo el acento, además, en la afectación colateral del paro en la actividad turística. En Pulpería Ezequiel reabrieron el negocio a principios de esta semana. «Estamos trabajando poquito cuando, a estas alturas, desde que los peregrinos empezaban a llegar coincidiendo con el San Jose, estaría lleno», cuenta la gerente. Solo ella, su marido y las dos empleadas con más antigüedad en la pulpería se reincorporaron al trabajo, que Mercedes Parrado afronta con «mucha incertidumbre. Sin una vacuna -dice- estamos perdidos, pero todos, porque esto es una cadena».

XOAN A. SOLER

«Se vendo 30.000 kilos de polbo, salto; o ano pasado foron 74.000»

Reabrió sus puertas el domingo pasado, y aunque pensó que «iba ser peor», no preparó ni la mitad de las raciones habituales por estas fechas. «Viña vendendo unha media de 450-500 kilos de polbo os domingos, e saquei 130-140», cuenta Ernesto Pereira. De una familia de pulpeiros de O Carballiño, abrió, hace dieciséis años en Melide, A Garnacha, con una veintena de trabajadores que, en su mayoría, permanecen en el ERTE al que recurrió Pereira para salvar los puestos de trabajo. De momento, solo se reincorporaron, además de él y su marido -ambos en el régimen de autónomos-, tres camareros, y una cocinera, suficientes para atender la jornada, que arranca poco antes del mediodía, cuando con peregrinos «ás oito e media da mañá xa estabamos vendendo polbo». De hecho, por las noches solo abren los fines de semana. El gerente de esta pulpería, en pleno Camino Francés, asegura que «se vendo 30.000 kilos de polbo xa salto nunha pedra. O ano pasado foron 74.000».