La innovadora Casa Mejuto sorprende en estas fiestas con un ?brut nature?
27 dic 2019 . Actualizado a las 01:21 h.José Antonio Mejuto es la tercera generación de Casa Mejuto, abierta en 1954 por sus abuelos Francisco y María como ultramarinos, y luego bodega. El negocio lo siguió su padre, y el empeño de José Antonio en innovar y diversificar, siempre sobre la base de la mejor tradición artesana, se traduce hoy en la producción de una amplia variedad de licores de máxima calidad, 75.000 botellas, y con el objetivo inmediato llegar a 100.000, bajo la marca Casa Mejuto; el vermú 54, en el mercado desde el año pasado; el vino espumoso Casa Mejuto, con el que han dado la bienvenida a esta Navidad poniendo en el mercado, para empezar, las primeras quinientas botellas; y las ginebras que quiere lanzar en el 2020. Porque José Antonio no para de investigar, de elaborar con procesos lentos y de probar, hasta dar con el producto que colma su gusto exigente y que pasa el primer «control de calidad», la mesa de su propia familia. Lo ha conseguido con el espumoso después de casi tres años de investigación. La tradición, la maestría acumulada en la elaboración de licores y la ambición de innovar explican el nacimiento de un espumoso en una tierra, la de Melide, que no es productora de vinos. Pero, al igual que para la elaboración de licores y vermús, Casa Mejuto tiene sus propios cosecheros, en el Ribeiro, tierra de los abuelos maternos de José Antonio, o en Rías Baixas. El espumoso parte de una selección de vinos de calidad con predominio de la uva loureira. Lo elaboran siguiendo la mejor tradición del método champenoise: fermentación natural y maceración carbónica, un proceso natural de diez meses que da como resultado un «brut nature» de 12,5 grados, sin apenas azúcar, sin sulfitos, y con la marca de la casa: procesos lentos, buenos ingredientes naturales, control sanitario y mucho cariño, para conseguir un producto de calidad, con total seguridad.