Sar se despide del medievo pendiente de si viajará de nuevo al pasado

M.O. SANTIAGO / LA VOZ

MELIDE

SANDRA ALONSO

Cumplido el plazo inicial de cinco años, los organizadores reflexionarán ahora sobre su continuidad

14 may 2018 . Actualizado a las 14:21 h.

Si en Sigüeiro la protagonista de la jornada fue la trucha y en Melide, el melindre, en Sar lo fue el medievo. El barrio viajó de nuevo al pasado este fin de semana de la mano de una feria en la que malabares, zancudos, juegos tradicionales, música y exhibiciones de forja, cantería y cestería, además de medio centenar de puestos de venta de diversos productos, reclamaron la atención del visitante. Una cuidada decoración realzó un entorno inmejorable, con la colegiata y su atrio como centro, aunque la oferta de la feria se extendió hasta el puente sobre el Sar, con buena parte de los puestos de venta y las exhibiciones de los oficios tradicionales. Un buen paseo para dejarse seducir con retazos de historia, pese a la amenaza de un cielo cubierto que descargó por la mañana, se abrió en claros hacia el mediodía y que aguantó grisáceo, pero sin lluvias (apenas unas gotas) por la tarde.

Para todo hubo en esta quinta feria medieval de Sar. Para satisfacer el paladar, para tomarse algo aposentado sobre alpacas en una cantina acondicionada con mesas de palés, para llevarse a casa más de un producto, complemento o bisutería artesanal y para recordar juegos de antaño, con la rústica elaboración que demandaba el escenario: un recuerdo para los mayores, todo un aliciente para los más pequeños, a los que también cautivó el barco medieval que por primera vez atracó en una feria que después de cinco años bien se podría considerar consolidada. Pero todavía no se puede afirmar que sea así.

Cinco años fue el plazo que se dieron inicialmente los organizadores, según José Ramón Carballal, quien no oculta la laboriosidad que tiene detrás una cita de dos jornadas como esta. El disfrute del público lo compensa, aunque una vez vencido ese plazo se impone una reflexión. Porque aunque la feria ha ido a más, «temos que sentar e decidir se o barrio a quere». Se trata de ver si convencieron al barrio para que la demande después de unos inicios «difíciles». «Eu quería que o barrio nos pedise a feira», dice Carballal, pendiente de esa reflexión con los demás organizadores, pero confiado en que prosiga.