Jesús Asorey: «El diálogo social ha desaparecido»

Susana Luaña Louzao
susana luaña SANTIAGO / LA VOZ

MELIDE

PACO RODRÍGUEZ

Defiende las entidades camerales como servicio público y canal de comunicación con los gobiernos. Después de veinte años al frente de la corporación, Asorey no se presenta a la reelección

04 mar 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Nada es para siempre ni nadie es imprescindible. Ni siquiera él, que lleva veinte años al frente de la Cámara de Comercio, Industria, Servizos e Navegación de Santiago y que vivió los tiempos más convulsos de la entidad. Jesús Asorey Carril pasará en breve el testigo, cuando se renueven los 24 vocales del pleno. Se va satisfecho por el deber cumplido, aunque convencido de que la entidad queda en buenas manos, no solo por su relevo sino también por la plantilla de trabajadores.

-Dos décadas. ¿Fue vocación, obligación o necesidad?

-Entonces no me planteaba ni entrar, pero en aquel momento estaba de presidente de hostelería y en las elecciones de 1998 pensamos que podía ser interesante y que la Cámara podía hacer mucho por el sector; al final no me quedó más remedio que aceptar la propuesta y hasta aquí hemos llegado. Luego repetimos, después ya no hubo elecciones y a partir del 2014 seguimos con el mandato prorrogado.

-Creía entonces en la función de la Cámara. ¿Sigue pensando que son necesarias?

-Efectivamente, empecé trabajando en algo en lo que creía, pero no solo yo, todo el equipo que llegó en el 98 y que creíamos que la Cámara era muy importante para defender los intereses generales de los empresarios. El empresario, socialmente, nunca se preocupó por su imagen; el pequeño y el mediano ni siquiera puede y el conjunto sufre las consecuencias. Yo creo que las Cámaras han realizado y siguen realizando una labor muy importante. Existen en todo el mundo. Pero claro, en el 2010, Zapatero las dejó en el aire y hasta el 2014 hemos estado así, y todavía no hay una estabilidad clara. Ahora, con las nuevas elecciones y la renovación de los plenos, creo que es el momento de darles estabilidad. Hace falta pagar ese trabajo que se está haciendo gratis.

-Pero las cuotas ahora son voluntarias. ¿Qué otra fuente de ingresos puede haber?

-Se puede cobrar una tasa por los servicios que se prestan o puede el Estado encomendar a las Cámaras esos servicios y que les pague por ello. Está Cámara ha colaborado en múltiples acciones y siempre ha estado ahí. Santiago tiene un registro mercantil gracias a la Cámara, y lo mismo pasa con la oficina de tráfico, o las últimas gestiones hechas para que la unidad militar siga en el aeropuerto, la oficina de sanitarios, el apoyo a las infraestructuras, a las demandas de la ciudad, la remodelación de la plaza de abastos... Y hemos puesto en marcha el vivero de empresas en el que se crearon 170 firmas desde el 2006 y otras 46 que están ahora haciendo uso del servicio. Lo habitual es que el 70 % de las empresas que se crean acaben muriendo, y en el vivero la media de empresas que salen adelante son el 75 %; o sea, que hemos revertido esa tendencia. Y hay, además, otros muchos emprendedores que vienen a pedir un servicio necesario que se les da de forma gratuita... Hemos ayudado a crear miles de empresas en la zona. Se podría cobrar por esos servicios, pero ya no sería lo mismo.

-¿Pagan muchos las cuotas voluntarias?

-No, son 160 las empresas que las pagan, y hay 29.000 licencias fiscales en el ámbito de actuación de esta Cámara, que tiene una demarcación de 32 concellos, desde Melide hasta Carnota. Yo creo que son las grandes las que deben colaborar con las más pequeñas, que lo tienen más complicado.

-La Cámara de Comercio de Santiago estaba saneada, pero ¿cómo han podido sobrevivir todos estos años sin ingresos?

-Hemos sobrevivido trabajando mucho y equilibrando las cuentas. Ahora veremos lo que pasa después de estas elecciones. La verdad es que ya había vocales jubilados y era difícil tomar decisiones cuando el pleno estaba mermado.

«No habrá elecciones porque solo hay una candidatura, pero hay relevo, la institución queda en buenas manos»

Casi 36.000 empresarios y autónomos estaban llamados a votar el 10 de abril para elegir a 16 de los 24 vocales del pleno de la corporación. Pero solo se ha presentado una candidatura, por lo que no habrá elecciones. A la espera de que tomen posesión y decidan los cargos, entre ellos la presidencia, Jesús Asorey adelanta que hay relevo: «La institución queda en buenas manos».

-¿Qué tareas quedan pendientes? Para ser la capital de Galicia, Santiago no tiene peso industrial...

-No. Es muy pequeño, es la última de las siete ciudades gallegas y hay que trabajar para impulsarlo. Ya lo estamos haciendo. Lo hacemos con la asociación de empresarios del Tambre y con la Universidade de Santiago sobre todo en el ámbito de la madera y en el sector biotecnológico, sin olvidar el audiovisual, que tiene un peso específico en Santiago. Y se puede hacer más, sobre todo lo que queda pendiente en las infraestructuras, como el enlace orbital o la autovía a Lugo. Es fundamental que en el 2021 esté finalizada, va a ser año santo y el Camino estará saturado y hay que sacarle tráfico a esa carretera nacional que tiene muchos puntos negros. Y luego está el Foro Cívico, que recoge las demandas de la ciudad y las traslada a la clase política. La sociedad tiene que estar representada por instituciones que puedan transmitir esas demandas a los órganos políticos, y ahora mismo el diálogo social ha desaparecido. La crisis y el propio sistema político se han encargado de que así sea. Incluso los nuevos partidos, que nacieron para recoger esa demanda social, lo han olvidado.

-¿Cómo se lleva con el alcalde?

-Las relaciones son fluidas. La Cámara y el Concello están obligados a hablar. En la Cámara hay personas de derechas y de izquierdas, y eso es bueno, por eso las relaciones con el Concello no pueden ser malas. Otra cosa es que te hagan más o menos caso, pero a fin de cuentas, todos trabajamos por la ciudad.

-¿Qué hará a partir de ahora?

-Seguiré trabajando en mis empresas; aunque las llevan mis hijos, habrá que echar una mano. Y algún nuevo proyecto que hay... Y poder relajarme y disfrutar de la familia, que le debo ese tiempo.