Las aguas fecales se desbordan en Melide y destrozan fincas particulares

Natalia Rodríguez Noguerol
natalia noguerol MELIDE / LA VOZ

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Un vecino de Santa María reclama desde hace años que se repare su propiedad, afectada por un bombeo ineficaz

12 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

A José Antonio Iglesias no le quedó más remedio que talar los pinos que tenía en una propiedad familiar, ubicada en las inmediaciones del cementerio parroquial de Santa María, en Melide. «Se caían al quedarse sin tierra en las raíces», explica el hombre, que, hoy por hoy, renuncia a sacarle provecho a la finca con nuevas plantaciones porque «se me va todo, es gastar dinero a lo tonto». José Antonio sufre las consecuencias de un servicio municipal -el de saneamiento- al que las fuertes lluvias han vuelto a dejar en evidencia: deficientes puntos de bombeo se saturan provocando el desbordamiento de aguas fecales en la vía pública.

Sucede en la estación ubicada al fondo de la calle del IES, y también en la localizada a las puertas del camposanto de Santa María, de la que, cuando llueve con intensidad, parte una escorrentía de aguas sin depurar que, siguiendo la pendiente del terreno, discurre por fincas particulares como la de José Antonio. Este vecino lleva años intentando sin éxito que el Concello melidense repare los daños ocasionados por las fecales en su propiedad. Fue a principios de 2016 cuando presentó formalmente un escrito en la administración municipal dando cuenta de los destrozos -también lo dirigió a Augas de Galicia- y sigue esperando una respuesta. También por la solución que ha reclamado para la estación de bombeo en la que se origina un problema existente desde que empezó a funcionar hace más de una década.

«El pozo de bombeo de Santa María jamás funcionó de forma correcta, desbordándose continuamente, contaminando y destrozando las fincas colindantes», resume un escrito con un informe pericial adjunto en el que se detallan los estragos causados en la propiedad de José Antonio Iglesias, donde las aguas fecales «se infiltran por debajo del terreno mediante numerosos socavones producidos por la escorrentía de forma subterránea». Amén de los daños en el terreno -por donde «incluso es peligroso caminar» debido a los socavones y a la inestabilidad que presenta-, y en el arbolado -con riesgo de caída como puede comprobarse en ejemplares con raíces que han quedado al descubierto-, el informe pericial denuncia perjuicios ya no particulares: «es un hecho más que denunciable por lo nocivo, insalubre, perjudicial y contaminante que supone que las aguas pluviales se mezclen con las residuales conllevando el arrastre y depósito de todo tipo de basuras, deshechos y elementos propios de las aguas de alcantarillado».