Los curiosos no advierten estas diferencias tan evidentes que aclara Sande, explicadas también en un gran cartel que hay en la plantación, y por eso es habitual que los más avispados corten alguna para, presuntamente, seguir con más alegría la ruta hasta Compostela. «Es verdad que la gente corta algunas hojas, pero es algo que asumimos con resignación y que esperamos que vaya decreciendo», comenta.
«Es de cajón que nadie con dos dedos de frente puede hacer una plantación ilegal justo en el Camino Francés», sentencia Amando Sande.