Ramiro, de partida diaria de tute a los 103 años

Olimpio Pelayo Arca Camba
olimpio p. arca SANTIAGO / LA VOZ

FRADES

XOAN A. SOLER

El abuelo de Frades evitó ir al frente en la Guerra Civil por su «mala salud»

30 jun 2021 . Actualizado a las 23:50 h.

En casa de los López Carro, en Aiazo (Frades), guardan las libretas con los resultados de las partidas de tute que juegan casi a diario. En el cuarteto varían algunos nombres, pero uno siempre está: el de Ramiro López Cotón. La peculiaridad es que Ramiro, a sus 103 años, es el abuelo de Frades. Para él se montan las timbas, porque son su mayor diversión. Más aún que ver en la televisión el Luar, Cine de barrio o las noticias, «que son as que máis idea me levan». Así que va una pregunta de política actual, su opinión sobre el presidente de la Xunta. Y vuelve una respuesta gallega: «Paréceme ben, porque cando non o deron botado é porque vale».

Ramiro nunca fue de irse pronto a la cama, y continúa igual: muchas veces la madrugada lo sorprende con las cartas en la mano. Su hijo Manolo -con quien vive junto a su nuera Fina y su nieto Manuel- comenta que «ten dito que durante máis de 20 anos nunca durmeu máis de cinco horas seguidas». Eran años duros para sacar adelante en solitario a sus seis hijos -en la actualidad viven cuatro-, porque enviudó demasiado pronto. Con 54 años fallecía Consuelo, con quien se casó a los 29 años en Berdía, ya que ella tenía 17 y su padre no dio el consentimiento para el enlace. Pese a todo, comenta su familia que siempre fue un hombre positivo. Tal vez por eso desmintió con hechos a los médicos que lo enviaron a «morir a su tierra» desde Burgos, cuando le tocaba incorporarse al frente en la Guerra Civil: a la vuelta, con 1,75 de altura, pesaba 45 kilos. En un vídeo grabado por su nieto hace un par de años, se preguntaba con sorna si aquellos galenos aún vivirían.

XOAN A. SOLER

Él, que fue labrador y zapatero, sigue disfrutando de la vida. De las partidas de tute con su hija Carmen como pareja, y con su yerno Antonio y su nuera Fina como contrincantes. Ellos son quienes lo cuidan cada día, los que le consienten el café con gotas que no perdona, y con mucho azúcar, que tampoco puede faltar en la fruta que le preparan. Sin muchas consecuencias: «Sempre ten os mellores análisis da casa», explican. 103 años lo avalan.

Una zona con varios centenarios activos

El área de Santiago reúne a varios centenarios activos. Personas como Carmen Ferro, de Gonzar (O Pino), de 101 años; Manuel Federico Quintáns, de A Chancela (Negreira), que supera 102; María Garrido, de 100, de Laíño (Dodro); María Josefa Espasandín, de Santa Comba, de 107; y María Barreiro, de Melide, con 108 años.