Volver a nacer y cumplir 92 años

Brais Capelán A CORUÑA / LA VOZ

FRADES

MARCOS MÍGUEZ

Una auxiliar en el hogar salva la vida de una anciana de Frades practicándole la reanimación tras atragantarse

03 dic 2017 . Actualizado a las 18:21 h.

Las velas ya estaban compradas y los invitados habían sido convocados. Incluso el alcalde de Frades, localidad de la homenajeada, estaría presente en el acto y le entregaría una placa conmemorativa por su 92 cumpleaños. La celebración estuvo a un paso de tornarse en «un velatorio», dice con total naturalidad Carmen Rivera, una enfermera hispano-venezolana que, de lunes a jueves durante dos horas al día, cuida de Asunción Neira.

El martes, día 7 de noviembre, acudió, como cada tarde, a casa de esta anciana, en el barrio coruñés del Castrillón. «Cuando viene Carmen, yo aprovecho para salir a pasear y a hacer recados», afirma Raquel Fandiño, hija de Asunción. Por tanto, en la vivienda solo estaban la anciana y su cuidadora, de la empresa Clece, que gestiona servicio de ayuda a domicilio del Ayuntamiento coruñés. «Estaba en la ventana, acababa de merendar y se estaba riendo. De repente se atragantó y lo único que fue capaz de decir fue: ‘Morro, morro’», relata Carmen.

Esta auxiliar en el hogar, que en diciembre cumplirá 50 años, llegó a la ciudad procedente de Venezuela en enero de este mismo año. «La situación allí estaba muy mal y, como tengo nacionalidad española también, decidí venir», cuenta. Pese a contar con el título de enfermera y haber realizado numerosos trabajos humanitarios en África y Estados Unidos, llegó a España en una situación límite. «Necesitaba algo con urgencia. Tuve la suerte de que me contratasen en Clece sin tener homologado el título», cuenta.

El día que Asunción se atragantó fueron claves sus conocimientos en materia de reanimación. «Acumulo más de 22 años de experiencia en este tipo de ejercicios. He participado en numerosos congresos al respecto, así que sabía lo que hacer», dice Carmen. Así fue como, al percatarse de lo que estaba ocurriendo, postró a Asunción, «que se estaba empezando a poner azul», encima de una mesa, le quitó la prótesis y comenzó a practicarle un masaje y diferentes maniobras pediátricas que «tienes que saber hacérselas a una persona mayor, que tiene los huesos más débiles y es más sensible a la presión». «Se le pusieron los ojos hacia atrás. Conseguí llamar a su hija para avisarla, y ella se puso en contacto con los servicios de emergencias. Como la situación era muy grave y de permanecer mucho tiempo así podría tener serios problemas, decidí hacerle el boca a boca», cuenta Carmen. Finalmente, consiguió estabilizar a Asunción, que fue trasladada al hospital, donde el doctor dijo, textualmente: «Gracias a dios, le has salvado la vida».

Fue el sábado siguiente, día 11 de noviembre, cuando tuvo lugar la esperada fiesta de cumpleaños de Asunción Neira en Frades. «Vino hasta el alcalde, que acostumbra a homenajear a los mayores del concello, y le entregaron una placa», cuenta su hija Raquel Fandiño. Asunción, madre hasta en diez ocasiones, quiso que en la fiesta estuviese también Carmen Rivera, pues «es como otra hija más».

Otra vida salvada

«Ser cuidador municipal es un trabajo muy poco valorado; está en el escalafón más bajo. Historias como la de Carmen son las que permiten ver que son mucho más», señala Flavia González, coordinadora de Clece, que describe a Carmen como «una persona siempre dispuesta e involucrada con su trabajo». Tras la Navidad, la empresa Clece homenajeará su empleada por su labor. «Hay que tener sangre fría para reaccionar tan rápido», elogia Flavia.

La vida de Asunción Neira no fue la primera que salva esta hispano-venezolana. «En Tampa (Estados Unidos) iba paseando por la calle y un hombre se atragantó con un filete. Cogí un bolígrafo y conseguí que lo expulsase», cuenta Carmen. Asunción Neira tiene en casa, más que una hija, un ángel de la guarda.