Rubén Corral, leyenda viva del ascendido Boimorto

JAIME CRESPO, N.C. SANTIAGO / LA VOZ

BOIMORTO

cedida

El defensa central, que deja el fútbol por trabajo, defendió 14 temporadas la misma camiseta

16 jul 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

En el fútbol moderno actual, la figura del jugador fiel a unos colores está en extinción. En un mundo que se rige cada vez más por los intereses económicos, el componente emocional pasa a un segundo plano. Atrás quedan los tiempos de futbolistas emblemáticos que defendían una única camiseta durante toda su carrera deportiva. Gente de la talla de Francesco Totti, en la Roma; Ryan Giggs, en el Manchester United; Paolo Maldini, en el Milan; Carles Puyol, en el Barcelona; o el mítico Fran González, figura y capitán del mejor Dépor de la historia. Sus carreras, además de exitosas, comparten un mismo rasgo. Jamás dejaron el equipo de sus amores.

Salvando las distancias, y a un nivel más terrenal, este es el caso de Rubén Corral Vázquez (Armental, Vilasantar, 1988), un defensa central que lleva 14 temporadas defendiendo la casaca del Boimorto, seis de ellas como capitán. El equipo rojo jugará este año en la Preferente Galicia por tercera vez en su historia, tras una ausencia de 28 años. Un logro que Rubén tendrá que disfrutar como aficionado, pues este curso no formará parte del plantel boimortense por culpa de motivos laborales.

«Ahora mi situación laboral me impide seguir el ritmo del equipo en una categoría tan competida como es la Preferente», dice el zaguero, que se considera «demasiado competitivo y, por eso, si no puedo dar el máximo prefiero ver a un compañero que juegue al 100 %».

Seguidor del Deportivo y de Juan Carlos Valerón, el defensor del Boimorto aparcará la práctica del fútbol con apenas 29 años, pero con cientos de recuerdos en la memoria del club de su vida.

Sus comienzos como futbolista fueron particulares, pues Rubén Corral no descubrió el deporte rey hasta una edad muy tardía. «Comencé con 16 años, sin tener idea de jugar al fútbol. Jamás había jugado antes a este deporte», declara. Y lo probó, además, en un terreno de juego muy humilde, jugando y entrenando en el antiguo campo de tierra del Boimorto, justo detrás del actual campo de O Carballal.

Peculiares inicios

No obstante, lo más curioso de todo fue su fichaje por el club, ya que como él mismo revela se produjo una noche «en una fiesta». El entrenador del equipo juvenil en aquella época, Toñito, le convenció para enrolarse en la escuadra local pese a su nula experiencia previa. «Allí me fichó Toñito, cerrando el traspaso en diez minutos con dos cervezas a las cinco de la mañana», recuerda con risas Rubén.

Pese a las adversidades iniciales, su pasión por el fútbol no hizo más que crecer en los años siguientes. En su primera campaña con los rojos, formó parte de un equipo de jóvenes promesas que obtuvo múltiples éxitos: «En total logramos dos ascensos consecutivos en categoría juvenil», rememora. «La verdad es que jugábamos bien, ya que el primer curso quedamos cuartos y al año siguiente ascendimos a la Primera juvenil y se hizo un mejor equipo», apunta. Estuvieron a un paso de hacer historia y ascender a la Liga Galega, pero en su camino se cruzó el Ural de Lucas Vázquez, actual extremo del Madrid, que les apeó de la tercera competición de la categoría.

Finalizada su breve etapa de formación en la categoría de juveniles, Rubén Corral dio el salto a la primera plantilla. Allí se labró un buen nombre siendo un central seguro y de garantías temporada tras temporada.

Trayectoria dorada

Todo su esfuerzo y liderazgo durante esos años fue recompensado por el cuerpo técnico con la capitanía, tras su octavo curso en el club. Con Rubén luciendo el brazalete, la entidad vivió su mejor etapa deportiva en su pasado reciente gracias a un nuevo equipo de mucho potencial. «Soy capitán desde que empezó el nuevo proyecto del Boimorto en Tercera Regional con este grupo renovado de futbolistas». Durante ese periplo de seis años, Rubén y el Boimorto pasaron de jugar en Tercera Regional una campaña a hacerlo la siguiente en Segunda y encadenar otras cuatro en Primera, para finalmente conseguir un histórico ascenso a la Preferente Galicia este curso 2016-2017.

De la última temporada, el central destaca el gran nivel al que rindió el equipo durante toda la liga, pese a enfrentarse a rivales de mayor calado. «Fue increíble. La verdad es que teníamos un equipo muy bueno, pero nadie pensaba que se pudiese subir. Es muy complicado, sobre todo cuando compites contra equipos difíciles como San Tirso, Montañeros, Val, etcétera. Pero a base de entrenar duro y de llevarnos bien, junto a nuestra delantera, que tenía atacantes buenísimos, lo logramos», señala.

Éxito colectivo

En el Boimorto nadie estaba por encima de nadie, siendo un plantel de 23 jugadores donde el grupo prevalecía sobre las individualidades. «No había ningún jugador con el puesto de titular asegurado. Cuando había una lesión o algún expulsado, entraba otro compañero y el nivel seguía siendo el mismo. Esa fue la clave del éxito». Humildad, trabajo y compromiso, pese a las dificultades por su trabajo, fueron los ingredientes que gestaron el último éxito de esta leyenda roja.