La Guardia Civil investiga varios robos en negocios en Arzúa durante la misma madrugada

Natalia Rodríguez Noguerol
n. noguerol ARZÚA / LA VOZ

ARZÚA

XOAN A. SOLER

Los amigos de lo ajeno entraron el viernes en tres gestorías y una autoescuela, y de dos de esos negocios no se llevaron nada

20 oct 2020 . Actualizado a las 05:10 h.

Los amigos de lo ajeno estuvieron de visita en Arzúa, donde a finales de la semana pasada accedieron al interior de diversos negocios, aunque no en todos, por fortuna para sus gerentes, obtuvieron los resultados esperados. Con todo, el hecho de acceder a los establecimientos causó daños, cuya reparación causará gastos a los afectados, que también tuvieron que invertir tiempo en poner orden al caos provocado por los autores de los robos, registrados en la madrugada del pasado viernes.

Los negocios objeto de los hechos fueron tres gestorías y una autoescuela, tal y como se hace eco uno de los afectados, y como confirma la Guardia Civil. El Instituto Armado, desde el que puntualizan que de los cuatro robos dos se perpetraron en grado de tentativa, ya abrió una investigación para tratar de esclarecer lo sucedido. De momento, según indican, no disponen de información alguna al respecto.

Sobre aviso público de los robos puso Santiago Formoso, que este lunes presentó ante la Benemérita una denuncia por lo acontecido en la gestoría que regenta en la localidad arzuana. Este corredor de seguros y gestor inmobiliario está prácticamente seguro de que el autor o autores de los hechos buscaban dinero en metálico: un extremo que no puede corroborar la Guardia Civil hasta que concluya la investigación.

El convencimiento del vecino de Arzúa reside en que en la oficina trabajan con ordenadores de gran valor, y los equipos ahí siguen. Comenta, al respecto, que «na nosa xestoría móvense papeis, non cartos, que é o que buscaban unicamente, porque os ordenadores non os levaron». Recuerda Formoso que «estaba todo revolto e desordenado, e os caixóns rebentados». Dentro de lo malo en cuanto a los daños ocasionados, «o que me salvou é que cedeu a pechadura e puiden aproveitar a porta; se non, rompíanma tamén», añade.

Sensación de desprotección

Santiago Formoso se enteró del intento de robo en su gestoría cuando a las dos de la tarde del viernes llegó a la oficina, cerrada por las mañanas por cuestiones personales. «Pero houbo compañeiros que xa se decataron pola mañá», cuenta el hombre, al que lo que más le preocupa no es tener que hacer frente a los gastos derivados de la reparación de los desperfectos, sino la sensación de inseguridad que le causaron los hechos. «O peor é ter que arranxar os danos na porta e nos mobles, pero sobre todo a sensación que che queda de estar desprotexido», lamenta.