Los usuarios habituales de la A-54 desde Arzúa también le ponen peros al tramo abierto a la circulación hace poco más de un año. Y son pegas de seguridad. La arzuana Elena Vilela cuenta de la vía de alta capacidad que «en seco está moi ben, pero en inverno é ventosa, hai bastantes charcos de auga que xa obrigan a ir máis amodo, e días de néboa nos que teño levado apuros, porque hai camións que non levan demasiada luz e atópalos enriba». Por esa razón, «é, aínda valorando, sobre todo, as melloras que supuxo, entendo que non quedou unha autovía totalmente segura», afirma la mujer.
Por su parte, el santiagués Luis Fole pone el acento en la problemática inherente a la vía. «Polo trazado -explica- o inconveniente que lle poñería é que, cando chove, hai varias zonas que fan aquaplaning». Fole, que trabaja como arquitecto técnico en el Concello de Arzúa, indica que, en el tramo viario que vertebra el municipio arzuano, tiene localizadas esas zonas en las que se acumula el agua cuando llueve, poniendo en peligro la seguridad de los conductores. Se encuentran en el carril en dirección Santiago, a unos dos o tres kilómetros desde la rotonda en la que se coge la autovía en Arzúa. «No sentido contrario non percibín nada», apunta Fole, que dio cuenta del problema a personal de Fomento.
«Entendo que é un problema de execución de obra», indica el arquitecto técnico, a juicio de quien «salvo eses matices, teño a sensación de que non é para nada perigosa».