«No hay récord mundial de rueda a distancia y menos en campo a través, como me encontré»

Natalia Rodríguez Noguerol
n. noguerol MELIDE / LA VOZ

ARZÚA

Noguerol

Un equilibrista catalán recorre en una rueda alemana los últimos cien kilómetros del Camino Francés

23 sep 2017 . Actualizado a las 14:46 h.

Drako Moragas es uno de esos peregrinos que no pasan desapercibidos allá por dónde van. En su caso porque ha recorrido los últimos 100 kilómetros del Camino Francés haciendo rodar una rueda alemana, un artilugio reservado en exclusiva para acróbatas profesionales como él. De 60 kilos de peso y poco más de dos metros de diámetro es la estructura sobre la que se desplazó a Santiago este equilibrista catalán, que firma una hazana digna de libro Guinness, pese a haber visto frustrada su intención inicial de recorrer en un solo día el trayecto mínimo que se exige para obtener la compostela.

«Por lo pronto, no hay récord mundial inscrito de rueda a distancia y menos en campo a través, que es lo que me encontré», explica el hombre, que a primera hora de la mañana de ayer enfiló desde Arzúa su última jornada peregrina. Con el único apoyo logístico de Tim Van Den Bos, un amigo y compañero de profesión, a Moragas le jugó una mala pasada la dureza del terreno en el arranque de la ruta en Sarria. Del concello lucense partieron el miércoles a las siete de la madrugada, y tras catorce horas de acrobática peregrinación -«sin bajarme nada de la rueda», cuenta- y con varias caídas incluidas aunque sin mayores consecuencias, lograron dejar atrás Portomarín. «Una locura. El terreno ha sido lo malo, es un campo a través totalmente», afirma el hombre para contar que «mentalmente, aunque sabía que fácil no iba a ser, estaba preparado para recorrer más de 100 kilómetros en la rueda, pero el primer día nos destrozó psicológicamente porque no avanzábamos».

Superadas las dificultades iniciales, todo salió rodado y «como nos gusta complicarnos el entrenamiento, al final estamos contentos porque hemos podido salvar el terreno», afirma satisfecho el acróbata, que reconoce que «sí ha sido un buen entrenamiento, aunque he tenido días trabajando en un circo más duros, incluso». Con todo, dice no creer «que otro loco» se aventure con la experiencia. Advertido está.