Los embalses ya están a menos de la mitad de su capacidad por la sequía invernal

emilio forján NEGREIRA / LA VOZ

ARZÚA

FORXAN

La ocupación es hasta un 30 % inferior a la ocupación media que tuvieron las tres presas de la zona durante los últimos diez años

12 ene 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La escasez de lluvias que marcó el pasado otoño y que sigue condicionando el presente invierno tiene consecuencias sobre las reservas de agua de los tres embalses del área de Santiago. Después de cerrar el año a la mitad de su capacidad y por debajo de los niveles habituales en estas fechas, en la primera semana del 2017 ha continuado cayendo en picado. El mayor descenso se produce en la presa de Portodemouros, en el río Ulla, entre Arzúa y Vila de Cruces. Ese embalse se encuentra a la mitad de la capacidad que tenía hace justo un año, con 119 hectómetros cúbicos embalsados, lo que equivale a un 40% de su capacidad, tras un descenso de siete hectómetros cúbicos. Portodemouros es la mayor de las tres presas y tiene capacidad para embalsar hasta 297 hectómetros cúbicos.

El segundo mayor descenso se registra en el Barrié de la Maza, en el río Tambre, entre Negreira y Brión. Al igual que Portodemouros -ambos dedicados a la producción de energía hidroeléctrica- está a la mitad que hace un año, con un 32,26 % que equivale a diez hectómetros cúbicos y un descenso de cuatro durante la primera semana del año, cuando a estas alturas en el 2016 se situaba en un 74 %. Por su parte, el encoro de Villagudín, en Ordes, no sufre variaciones en la primera semana del nuevo año, y permanece al 61% de su capacidad con once hectómetros frente a los dieciséis que tenía en estas mismas fechas hace un año.

El agua embalsada en las once presas de la cuenca hidrográfica Galicia Costa es del 45,91 %, con una variación a la baja de dos puntos que se traduce en catorce hectómetros cúbicos menos en la última semana. En su caso, la ocupación hace un año era del 85 %, y su media en los últimos diez años se situaba en el 69,9 %.

Problemas de abastecimiento

Los problemas derivados del prolongado período de sequía empiezan a afectar a numerosas captaciones de agua particulares y comunales, por lo que ante la escasez de líquido en sus pozos y manantiales, los vecinos de entornos rurales comienzan a solicitar ayuda a los concellos para que les abastezcan con cisternas o bien se puedan conectar a las traídas municipales de agua potable. Es el caso de Negreira, concello donde los responsables municipales ya constataron los primeros problemas serios en los dos últimos meses.

Desde el lunes pasado, operarios municipales acometen la ampliación de la traída a dos casas de Ponte Ínsua. Las obras consisten en la instalación de una tubería de trescientos metros de longitud desde A Abeanca, para surtir de agua a una de las casas que tiene graves problemas. La cuestión que se plantea es cuánto tiempo más aguantarán los acuíferos si no llegan las lluvias, porque los núcleos rurales alejados de la capital del término municipal ya se están resintiendo de una sequía que también está causando estragos en el campo en las últimas semanas, ya que sin agua la hierba para alimentar a las vacas no puede crecer.