El caso es que iba para abogado y el pico de oro le perdió. «Recuerdo que cuando empezaba le pregunté a una abogada, Noemí Ucha, de Omega de Economía, si debía seguir la carrera legal o sacarle partido a la oratoria. Me dijo que lo segundo, pero quiero pensar que fue por la pasión que le ponía...». Martínez se ríe abiertamente, pica un poco de tortilla, pero enseguida recompone su discurso. Su currículo es amplio, pero nunca pondrá que es un hijo agradecido. Ahora es él el que enseña a hablar, pero de pequeño le costaba pronunciar la erre. «Tenía un problema de dicción y mis padres me llevaron al logopeda -el fallecido Alberto Mozo Cajaraville-, así que agradezco su visión, porque nunca llegué a acomplejarme». Consiguió ganar debates y ganarse la vida. Y a mí me ha convencido.
Nombre. Santiago Martínez Suárez (Santiago, 1979).
Profesión. Licenciado en Derecho, experto en oratoria y asesor político.
Rincón elegido. La esquina del Obradoiro junto al Rectorado: «Aquí repasaba los temas de la carrera y todavía vengo a reflexionar»