Ramón Raposo: «El vuelo de drones será generalizado en un plazo de cinco a diez años»

Natalia Rodríguez Noguerol
natalia noguerol ARZÚA / LA VOZ

ARZÚA

Este arzuano dirigió el primer trayecto de un avión no tripulado en espacio aéreo civil

30 dic 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Confiesa que de pequeño le divertían los juguetes teledirigidos, aunque no eran aviones. Y con 33 años sigue sin tener un vehículo aéreo para entretenerse en su versión más sofisticada. Y es que Ramón Raposo es un ingeniero aeronáutico «poco convencional», como él mismo dice. Y no se refiere este treintañero, natural de Arzúa, al talento profesional que lo ha llevado a gestionar y asesorar el primer vuelo de un dron en espacio aéreo controlado no segregado. Para entendernos: por donde circulan las aerolíneas comerciales.

Fue el pasado septiembre, en Reino Unido. Del aeropuerto del oeste de Gales, partió el vuelo de un dron de 500 kilos y 11 metros de envergadura que, tras alcanzar un nivel de crucero de 4.500 metros, se adentró en la aerovía por la que la que circulan los aviones de pasajeros entre Gran Bretaña y los Estados Unidos. Fueron tres horas de vuelo sobre la costa oeste del país insular que pusieron fin a dos años de preparativos «para demostrar cómo se pueden integrar los drones en el espacio aéreo civil», explica Ramón Raposo. Cofinanciado con fondos del programa europeo Sesar, el proyecto Claire, como así se llama, ha sido desarrollado por tres firmas de relevancia internacional en el sector de la aeronáutica: la francesa Thales, la holandesa NLR y NATS, la proveedora británica de servicios de tráfico aéreo para la que Raposo trabaja desde hace tres años.

El joven ingeniero, que estos días está en casa porque es Navidad, afirma que el vuelo piloto «no es un antes, ni un después, sino un hito más en ese proceso de integración». Lo que ahora toca es superar barreras tecnológicas y legales que, según explica, todavía existen para que los drones puedan sobrevolar el espacio aéreo por el que circulan los aviones convencionales. «Los drones no cuentan con lo que sería la función equivalente a los ojos de un piloto; es decir, no disponen de la tecnología para ver y detectar otro dron y evitarlo», explica Ramón Raposo, quien, con todo, avanza que «el vuelo de drones será algo generalizado en un plazo de 5 a 10 años». Será a partir de entonces cuando las aeronaves no tripuladas empiecen a tener tantos usos civiles como intereses tenga la industria. Y agárrense porque vienen curvas. Llega la revolución de los drones.

Explica Raposo que, a corto plazo, los drones de gran tamaño se utilizarán para vuelos de mercancías, para tareas de salvamento y rescate, y para vigilancia de fronteras y de costas. Por su parte, los aparatos pequeños, además del uso recreativo - que es el conocido por el común de los mortales y está cada vez más extendido- «tendrán un uso comercial y, entre estos, el que se antoja más evidente es el que persigue Amazon». La compañía estadounidense de comercio electrónico «planea la entrega de paquetes en media hora a través de un dron», cuenta el ingeniero aeronáutico, quien avanza que en la línea de explorar los usos a baja altura de los drones más pequeños es en la que ahora trabaja la empresa británica en la que crece como profesional. «Son los usos que creemos que pueden tener mayor relevancia para la sociedad civil», afirma Ramón Raposo. Además, «el Gobierno británico tiene la ambición de poder autorizar los vuelos bajos de drones en el horizonte del 2020», cuenta convencido de que «una vez un país abra la lata, es muy probable que los demás vayan detrás».

Brillante currículo. Licenciado por la Universidad Politécnica de Madrid, Raposo despegó como ingeniero aeronáutico en el aeropuerto de Valencia. De ahí, voló a Palma de Mallorca con Spanair, donde también recibió formación de Boeing y Airbus. Y antes de aterrizar en Gran Bretaña, trabajó en la empresa pública de Defensa, Isdefe.