El camarero de Ames que, ya de adulto abrazó el deporte y dejó de fumar, ahora corre maratones

Patricia Calveiro Iglesias
Patricia Calveiro SANTIAGO / LA VOZ

AMES

El vecino de Ames Dani Paz, con su hijo Xián, quien practica taekuondo y ya ha llevado alguna medalla a casa, aunque está todavía lejos de superar en palmarés a su padre, al que el propio alcalde reconoció públicamente su mérito en las redes sociales: «Cando vexo casos como o seu sempre me quedará a dúbida de saber a onde chegarían se tivesen apoio profesional cando eran máis novos».
El vecino de Ames Dani Paz, con su hijo Xián, quien practica taekuondo y ya ha llevado alguna medalla a casa, aunque está todavía lejos de superar en palmarés a su padre, al que el propio alcalde reconoció públicamente su mérito en las redes sociales: «Cando vexo casos como o seu sempre me quedará a dúbida de saber a onde chegarían se tivesen apoio profesional cando eran máis novos». PACO RODRÍGUEZ

Dani Paz, vecino de A Condomiña, es el ejemplo de que nunca es tarde para cambiar de hábitos y, a sus 44 años, se siente mejor que nunca

20 may 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

No tiene una habitación llena de trofeos, pero sí una humilde colección que trepa por las escaleras que van a la planta superior de su casa. El mérito de Dani Paz no está en la cantidad de podios que ha logrado como atleta, sino en el esfuerzo que ha hecho para llegar hasta allí. Cuenta el vecino de A Condomiña (Ames) nacido en Padrón que de niño jugó al fútbol, pero nunca volvió a hacer deporte, hasta los 37 años, cuando también dejó de fumar. Siendo menor de edad, a los 15, ya estaba trabajando como camarero, un empleo que exige estar muchas horas de pie y llega a resultar agotador. Sin embargo, comenzó a acompañar en sus rutas en bicicleta a un amigo que atravesaba un mal momento, recuerda: «Empezamos co bo tempo e, no inverno, cando chegou a chuvia e os días se fixeron máis curtos, tocou aparcar a bici e fun correr con el».

El suyo no fue un cambio de hábitos premeditado ni prescrito por un médico, fue un acto de amistad, y con él descubrió una forma de liberarse del estrés del día a día. «A min axúdame a relaxarme, a despexar a cabeza e a resetear. E, a nivel físico, síntome moito mellor. Entre o traballo, e que vivo nunha casa na aldea onde sempre hai cousas que facer, non levaba tampouco unha vida sedentaria, pero aínda así perdín moito peso», indica Dani, empleado en el hotel Oca Puerta del Camino.

En función del turno que le toque, a veces va por la mañana a entrenar, otras al mediodía o ya por la noche. Tras toda una jornada, después de atender sus obligaciones laborales y familiares, salir a correr de noche no es lo que más le apetece, pero regresa a casa con la sensación de haber cumplido, «cos deberes feitos», dice. Él disfruta, sobre todo, cuando lo hace por las mañanas, «pola temperatura e porque xa empezas o día con outra enerxía». Suele entrenar entre tres y cinco días a la semana. Por comodidad, frecuenta lo que ya algunos denominan como el Centro de Alto Rendemento de A Condomiña, una senda que pasa frente a su casa, y otras pistas del municipio.

«Cando podo, tamén saio a correr polo monte, vou algún domingo á Picaraña e, dúas ou tres veces ao ano, á Serra do Candán», apunta. Este es el terreno en el que más cómodo se siente y en el que ha conseguido la mayor parte de sus trofeos, una docena y media entre los que está el de campeón gallego de trail en el 2022. «En asfalto consigo bos postos entre os maiores de 40, pero aínda non logrei un podio na categoría absoluta», comenta. El corredor del Club Deportivo Brión que hace ocho años dio el salto a una vida más saludable también ha corrido maratones de hasta 45 kilómetros (en Asturias) y asegura que todos sufren durante esas carreras, pero su recompensa es la parte social, el compadreo y risas que comparten con otros compañeros, además de la ilusión que ponen en el proceso previo, cuando se preparan para una prueba de larga distancia. Tres meses estuvo él poniendo el cuerpo a punto para la cita asturiana y daba igual que se hiciese de noche, que lloviese a cántaros o se encontrase cansado. «Tomabamos un café e a correr», recuerda este deportista dispuesto a sudar la camiseta como un profesional y al que no le gusta mucho esto de ser protagonista. 

El propio alcalde de Ames, Blas García, reconocía su mérito este año en redes sociales tras su participación en el maratón de Sevilla: «Cando vexo casos como o seu sempre me quedará a dúbida de saber a onde chegarían se tivesen apoio profesional cando eran máis novos»