Mucho más que «la señora de la limpieza»

AMES

<span lang= gl >«A min gústame a limpeza. É un traballo duro e moi rutineiro, pero ao mesmo tempo moi agradecido»</span>, dice Mar Suárez, quien combate con antiinflamatorios las dolencias que arrastra en el brazo derecho para desempeñar el oficio. La vecina de Santiago trabajaba por las mañanas en el Igape y por las tardes en el Concello de Ames, y a partir de ahora pasa a jornada completa con la Xunta.
«A min gústame a limpeza. É un traballo duro e moi rutineiro, pero ao mesmo tempo moi agradecido», dice Mar Suárez, quien combate con antiinflamatorios las dolencias que arrastra en el brazo derecho para desempeñar el oficio. La vecina de Santiago trabajaba por las mañanas en el Igape y por las tardes en el Concello de Ames, y a partir de ahora pasa a jornada completa con la Xunta. XOAN A. SOLER

A Mar Suárez no solo la conocen por su nombre sino que tiene el cariño de las personas con las que coincidió en el Concello de Ames, quienes le dedicaron un homenaje digno de un ministro

02 may 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuántos habrá que se cruzan todos los días, en la oficina —o en cualquiera que sea su puesto de trabajo—, con la misma mujer y ni siquiera se han parado a preguntarle cómo se llama. Es, simplemente, un apelativo genérico: «la señora de la limpieza». Aunque ellas son eso y mucho más. Son trabajadoras, madres, esposas, amigas, personas con una historia y unas cualidades dignas de interés, como las de cualquier otra. Mar Suárez Goyanes se dedica a limpiar, sí, pero además se ha ganado el cariño de las personas con las que ha coincidido durante el desempeño de su labor por «sempre estar aí con ese sorriso na cara», por su «bo corazón», por «estar nos bos e nos malos momentos»... Son algunas de las palabras que le dedicaron a esta limpiadora tras una despedida con honores celebrada en el salón de plenos del Ayuntamiento de Ames.

El propio alcalde, Blas García, le entregó un ramo de flores en nombre de los miembros de la corporación y el resto de trabajadores municipales a una mujer que «leva 10 anos traballando na empresa que fai a limpeza no concello e marcha para outro lugar onde mellora as condicións laborais. Durante moitas tardes cando entraba no concello atopábame con ela e temos tido moitas conversas, algunha confidencia e tamén risas, moitas risas!», reconocía en redes sociales el regidor, que agradeció públicamente su dedicación. Aún emocionada por las muestras de cariño, Mar bromea con haber recibido el mismo trato que el que se dio en su última visita al nuevo ministro de Sanidad, José Miñones. «Foi moi bonito, un momento inesquecible, e aínda teño os ollos inchados de tanto chorar. Sabía que había xente feitísima ao meu redor, pero isto non mo esperaba eu», dice esta vecina de Santiago nacida en O Pino (en el lugar de O Amenal, en pleno Camino de Santiago) hace 54 años.

Cuenta que, en su día, trabajó en una librería en el aeropuerto y como encargada comercial. Cuando nacieron sus hijas, hizo lo que tantas mujeres: aparcó la vida laboral para dedicarse en cuerpo y alma a su familia. Y, en el momento en el que quiso reincorporarse al mercado, se topó con que le decían que se había quedado obsoleta. Solo encontró las puertas abiertas en empresas de limpieza y allí se fue ella, a mucha honra y «sen ningún prexuízo», dice. «Veño dunha familia moi traballadora, xa a miña nai traballaba fóra da casa, e eu quería sentirme útil e aportar tamén no económico. Estar sola na casa non era o meu», explica una pinesa que nunca se sintió infravalorada por su profesión en su entorno y siempre se dirigieron a ella como Mar, no como «la señora de la limpieza».

El suyo es un oficio «duro e moi rutineiro», que reivindica orgullosa, aunque «está bastante mal pagado» y reclama que su sector «sexa valorado tamén economicamente» con mejores salarios. Mar también se ocupa de la limpieza en su casa y asegura que es por decisión propia, si bien considera que debería ser más apreciado «o traballo que as mulleres facemos na casa».