Ortoño reivindica las campanas de su iglesia con un concierto que rescata toques casi olvidados

Emma Araújo SANTIAGO / LA VOZ

AMES

El programa incluyó charlas divulgativas sobre estas piezas

31 dic 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

El reconocimiento este año del tañido manual de las campanas que pervive en España como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad ha permitido al colectivo de campaneros y a las parroquias reivindicar este sonido como un elemento más de la historia arquitectónica, y sobre todo social, de cada iglesia.

En plena cuenta atrás para despedir el año de este reconocimiento la parroquia de San Xoán de Ortoño (Ames) ha querido celebrar la adquisición de dos campanas, una de ellas de volteo, organizando un concierto con la participación de la Asociación Cultural Campaneiros de Galicia. El programa incluyó dos charlas divulgativas para que los miembros de la parroquia y las personas interesadas en este tipo de instrumentos musicales conociesen los entresijos de su elaboración y su historia. Pese al temporal, la sala del conjunto arquitectónico de San Xoán de Ortoño se quedó bastante justa para acoger al público asistente.

José Enrique López Ocampo, artesano campanero, explicó con todo detalle el proceso para la elaboración de una de estas piezas, en su caso siguiendo un diseño tradicional que debe tener un grosor muy específico en cada una de sus partes para ofrecer un buen sonido. Y para hacerlo se necesitan varios moldes que van encajando como si fuese una muñeca rusa.

En la mayor parte de las ocasiones, por una cuestión de precio, las campanas deterioradas vuelven a reutilizar el cobre. Y esto provoca que las que más abundan tengan poco más de un siglo de antigüedad, como mucho. Como quedó patente durante la intervención del investigador Estanislao Fernández de la Cigoña, el deterioro se acelera por el uso de sistemas automáticos de tañido, ya que el badajo siempre golpea en la misma parte. «Un documento en papel dura más que una campana», resaltó De la Cigoña, quien en los últimos años ha catalogado cerca de cuatro mil campanas en Galicia, siendo la más antigua una pieza del convento de San Paio de Antealtares, fechada en 1374.

José Andrés Barreiro, presidente del colectivo de campaneros, reivindicó el trabajo de los tañedores al contribuir con sus toques a marcar la vida diaria de muchas generaciones con llamadas de aviso durante el día y ante situaciones especiales. El sonido de muchas de ellas le ganó en decibelios al viento, ya que el acto divulgativo terminó con un repertorio de distintos tañidos que siguen sonando en Galicia, aunque cada vez menos.