Tumbas sin flores, los cementerios municipales de Ames, Teo y Oroso, apenas tienen difuntos

Emma Araújo SANTIAGO / LA VOZ

AMES

XOAN A. SOLER

La población del área metropolitana de Santiago, más joven que la media, no tiene los mismos hábitos funerarios y apenas compra sepulturas

02 nov 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

En una cultura como la nuestra la muerte está muy presente, lo que provoca que cada 1 de noviembre los cementerios se conviertan en un hervidero de vida. Pero todo tiene excepciones, y la imagen de un camposanto rebosante del olor y el color de las flores no es, ni de lejos, la que arrojan estos días los cementerios municipales de Ames, Teo y Oroso. La razón es muy simple, ya que los tres son de reciente construcción, y los dos últimos nacieron bajo el paraguas del Plan E del año 2008.

Disponer de este servicio sin vinculación a credo alguno es una obligación para ayuntamientos de más de veinte mil habitantes, una exigencia que solo debe cumplir Ames, pero, como también Teo tiene mucha población nacida fuera de su territorio, tener tumbas para enterramientos se convirtió en una necesidad. Y esta costosa obligación pudo materializarse con el citado Plan E.

Los datos de los propios concellos, y las escasas tumbas floridas de estos cementerios, confirman la escasa demanda y el mínimo uso que tienen en estos momentos. Así, el cementerio de Ames, ubicado en Os Batáns, cerca de Bertamiráns, es el más grande de los tres al disponer de 2.031 tumbas construidas, pero solamente están adjudicadas treinta mediante la fórmula de concesiones administrativas por 25 o 75 años. Doce de ellas corresponden a sepulturas individuales y nueve a panteones, con tres nichos cada uno y un cenicero. A estos espacios funerarios hay que añadir quince ceniceros independientes. También hay doce sepulturas (diez nichos, una tumba y un depósito de cenizas) que tienen concesiones temporales no renovables por cinco años, a los que se suma un nicho de adjudicación directa por beneficencia.

La situación del cementerio de Teo, con 579 sepulturas y ubicado en Montouto, es muy similar. Tiene 32 nichos vendidos de forma individual, dos panteones (tres sepulturas cada uno) y seis ceniceros independientes. Y solamente en torno al 50 % de estos depósitos funerarios están ocupados, ya que la adquisición de un nicho con años de antelación es una costumbre cada vez más en desuso.

En cuanto a Oroso, su cementerio municipal tiene veinte panteones adjudicados y en cada uno de ellos hay cuatro depósitos funerarios. Y quedan pendientes de arrendar otros 55, lo que supone 222 sepulturas  a la venta. En este cómputo no están incluidas las que el Concello se reserva para situaciones excepcionales y personas sin recursos, un servicio que todos los cementerios públicos deben estar en condiciones de prestar.