El hombre que era feliz montando a caballo y hoy tiene su propio club de hípica en Ames

AMES

Mario Jiménez abrió este verano su centro y ofrece, entre otros servicios, clases personalizadas y rutas por el monte
21 oct 2022 . Actualizado a las 05:00 h.Él creció en Salamanca, rodeado de animales. «Mi familia se dedicaba a los negocios del campo y los caballos eran una herramienta de trabajo», recuerda Mario Jiménez. Para él, siendo niño, eran mucho más que eso. Eran sus compañeros de aventuras, su pasatiempo favorito y una distracción, asegura: «Yo montaba a caballo y era feliz. Todos los problemas se me olvidaban y, cuando me bajaba de él, ya estaba pensando en el siguiente día que iba a montar. Era lo que realmente me llenaba y, cuando acabé los estudios, pensé en hacer de ello un modo de vida». Hoy, este treintañero tiene su propio centro de hípica en Ames. Lo abrió este mismo verano, en el mes de julio, y ha convertido este pequeño rincón del Camino de A Condomiña (parroquia de Ortoño) en su particular paraíso terrenal.
Cuenta Mario que estuvo en Cáceres formándose, en el centro del jinete internacional de doma clásica Manuel Fondón. «Cuando acabé, me vine directamente a Monforte, porque me salió una oferta de trabajo en la escuela de equitación Falabella. Y de allí me vine a Haras de Compostela, en Teo, donde estuve casi tres años como profesor», relata. La oportunidad de abrir su propio club hípico llegó gracias, en gran medida, a Emiliano González: «Sin su ayuda, quizás, no hubiera sido posible. Es un señor que es tapicero, tiene caballos en su casa y lo conocí porque llevaba a montar a su hijo a donde yo trabajaba antes. Ahí se forjó una relación y Emiliano facilitó las negociaciones porque tiene aquí varios caballos suyos».
Explica Mario, quien logró hace dos años la medalla de oro en una subcategoría del campeonato gallego (Rider 2) y es entrenado por Alberto García-Briñón, que ha cogido el relevo del centro ecuestre Mahía, que en su día cogió mucho auge, «pero estaban las instalaciones muy abandonadas». Él ofrece ahora clases de hípica «a la medida de cualquier persona». Enseña a mantener el control del caballo y a manejarlo. Las clases de equitación son a partir de los 6 años, individuales y personalizadas, desde iniciación hasta niveles avanzados en doma clásica, además de pupilajes, salida a concursos, entrenamiento de caballos de competición, desbrave y monta, además de rutas por el monte. Dispone actualmente de cinco ejemplares, entre los que son de su propiedad y ajena, y son «caballos maestros que saben cómo comportarse. Uno de ellos, sabe también hacer ejercicios de alto nivel: laterales, cambios de pie, piaffe...». Y, aprovechando los beneficios terapéuticos de los equinos, ha llegado a un acuerdo con un centro que trabaja con niños con diversidad funcional para poner a su disposición las instalaciones y animales de forma gratuita.