La nueva aventura de Guille Carracedo arranca a lo «heavy», surfeando la playa de As Catedrais

Es un hombre de acción, un adicto a la adrenalina mezclada con agua salada, y su última aventura ha arrancado a lo grande, según reconocía el propio Guillermo Carracedo. El subcampeón mundial de paddle surf se ha convertido en la primera persona que ha surfeado entre los arcos y acantilados de la playa de As Catedrais. Esta arriesgada aventura forma parte de un reto mayor. El deportista e influencer de Ames se ha propuesto conquistar toda España con su tabla, comenzando por su tierra.

«Tenía que empezar en Galicia, y quería hacerlo de la forma más heavy posible, con un reto jamás hecho», explica el licenciado en Medicina por la USC que ha ganado cuatro veces el Campeonato de España de paddle surf y coronado el top cinco del mundo individual. «Este es el reto más grande de toda mi vida. Siempre me ha gustado surfear olas diferentes, olas que no hubiera surfeado nadie antes, olas frikis, con un punto de adrenalina, pasar cerca de las rocas... Y por eso se me ocurrió este reto. Inspirado en el surfista americano Ben Gravy me vino a la mente hacer lo mismo que hizo él en Estados Unidos, pero en España», relata Guille en el primer vídeo de la serie compartido en YouTube por su compañero en esta gesta, el cámara Willy Foxx, encargado de inmortalizar el challenge a lo largo de todo el territorio nacional.

Explica el amiense que surfear las 17 comunidades autónomas implica, obviamente, buscar olas en las de interior y eso «va a suponer un reto de por sí», aunque ya en su día se hizo viral un vídeo en el que surfeaba tierra adentro, por unas fincas cerca de su casa en las que se había acumulado el agua a causa de una borrasca. «Y la costa quiero hacerla también de forma diferente [...], surfear en lugares icónicos y donde nadie se podría imaginar que se surfease».

Escogió As Catedrais por icónica, y por la dificultad que entraña cruzar esos arcos y pasillos labrados por la naturaleza. El cámara y el surfista, acompañado por su pareja (Marina Cabrero), hicieron una primera inspección de la zona para elegir la mejor ubicación en busca de «imágenes épicas». Armado con un casco y una cámara personal de alta definición, Guille se metió al agua para tantear la zona y, aunque un helicóptero sobrevoló la zona, superó la prueba sin ser detenido. Le quedaban solo unas horas de sol, antes de partir hacia el próximo destino al día siguiente, y tuvo que esperar hasta que «la espuma fuese lo suficientemente potente como para atravesar una de las catedrales», en medio de un mar embravecido, de aguas turquesas batiendo contra la costa. «Es muy difícil. Tengo que ir de frente a la roca», constataba él, tras varios fallidos. Pero perseveró, hasta que lo logró, relata: «Ha sido más heavy de lo que pensaba, con backwash [cuando las olas rebotan contra una superficie y vuelven en dirección contraria], rebotes, piedras por todos lados... Cuando crucé el arco me dije: «"Lo he conseguido. No me lo creo"».

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