Ella inauguró con éxito dos veces en tres años una peluquería en Meixonfrío

Por Sonia Portela

AMES

xoan a. soler

Sonia Pena se independizó en el 2019 y el covid la obligó a empezar casi de cero un año después

12 may 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Tras nueve años de trabajo por cuenta ajena, Sonia Pena González decidió abrir su propia peluquería, y «siempre dije que, si me ponía por mi cuenta, tenía que ser en el barrio donde me crie». Cumplió su sueño. El 6 de mayo del 2019 abría sus puertas su centro de belleza en la rúa Devesa, y la respuesta de los clientes «fue buena desde el primer momento». Sonia reconoce que la apuesta por su barrio también juega a favor del éxito, y «por si fuera poco, también la peluquera que lleva conmigo desde el inicio también es del barrio: jugamos en casa». Aquella fue la primera inauguración de su local. Entonces no podía imaginar que «cuando el negocio estaba en marcha, cuando habíamos pasado lo peor y teníamos una cartera de clientes, todo se viniera abajo». En marzo del 2020, Sonia tenía previsto contratar a otra peluquera, pero el covid impuso su ley. «Recuerdo que un sábado teníamos que abrir porque éramos de primera necesidad, y el lunes decidieron que teníamos que cerrar». Aún recuerda la angustia de aquellos días, «porque pones toda la ilusión en el trabajo y el cierre fue muy duro». Tras los meses del cierre obligatorio, el 4 de mayo del 2020 volvió a inaugurar la peluquería Sonia Pena. «Siempre digo que empecé dos veces desde cero. Inauguré la peluquería dos veces, y acabo de cumplir tres años». Durante los peores meses de la pandemia, «cerraba la peluquería una hora u hora y media para atender a una clienta que tenía mucho miedo, ahora es fiel a nosotras». Era aquellos meses en los que «cada peluquera, eramos dos, tenía que atender a una persona sola de cada vez. Recuerdo llamar una a una a las clientas para organizar las citas. Fueron meses muy duros. No solo para mí, para todas las peluqueras». Sonia actualmente cuenta con tres empleadas: Samanta Rey Sánchez, que lleva desde el inicio; Fátima Bautís Brea y la reciente incorporación, Cristina Sande Liñares. «Todo es gracias a mis clientas. Tengo que estar agradecida a ellas por el respaldo y el apoyo». La peluquera de Meixonfrío reconoce que, como ocurre en todos los centros, «para las personas ir a la peluquería es una manera de desconectar, de evadirse y de charlar un rato. Es realmente una necesidad para muchas». Por ello, lamenta que no se atienda la reclamación del sector para que «aquel IVA del 21 %, que pusieron en el 2008 de forma provisional, se rebaje al 10 %».

 

Campeones de ajedrez en Ames

La Escola Ames Xadrez participó en el torneo intercomarcal Xogade de la zona de Noia, que se celebró en Boiro, donde los tres equipos que compitieron en las categorías benjamín, alevín e infantil se llevaron la victoria. Los tres se clasificaron para el campeonato provincial que se disputará este sábado en Noia. Además, en la Casa da Cultura de Bertamiráns se celebró un torneo Xogade, con la participación de una veintena de niños, y que acabó ganando el alumno de la escuela municipal de Bertamiráns Nico Amado. Este torneo tuvo una final muy disputada, con empate a cuatro puntos de los cuatro principales competidores. Amado venció seguido de Sergio Calvo y Pedro Varela. En la categoría sub-8 resultó campeón Santiago Landeira. El éxito obtenido por los integrantes de la escuela de ajedrez de Ames es el resultado de muchos años de trabajo y de promoción de esta actividad deportiva, que tiene su principal baluarte en la localidad de Bertamiráns, donde día a día crece la afición por el ajedrez entre los niños y jóvenes de Ames.

 

Los mayores protagonizan el teatro en Boqueixón

El auditorio de la Casa da Cultura de Camporrapado (Boqueixón) se quedó pequeño para acoger el retorno a los escenarios de los integrantes del grupo de teatro del club de mayores de Boqueixón, que no había vuelto a actuar desde hace algo más de dos años debido a la pandemia. La obra escogida para el regreso al escenario fue «Un morto moi vivo», una divertida comedia de Ramón Molina, que fue interpretada por una veintena de vecinos con edades entre 70 y 73 años. Los artistas recibieron los aplausos y vítores del público.