El plan de árboles bomberos de Ames ayudó a controlar el incendio de Covas

Emma Araújo SANTIAGO / LA VOZ

AMES

PACO RODRÍGUEZ

Las franjas de protección minimizaron el riesgo de que el fuego llegase a las casas

21 ene 2024 . Actualizado a las 23:01 h.

Ames ha sufrido en lo que va de año seis incendios forestales, cinco de ellos en la parroquia de Covas, especialmente en el núcleo rural de Ventosa (cerca de Roxos), una de las zonas que por su particular orografía y tipo de superficie arbolada es una de las áreas con más riesgo de incendios forestales, con el agravante de que en su entorno hay tres urbanizaciones importantes: Aldea Nova, Bosque Animado y Pedra Dourada.

El hecho de que cinco de los seis incendios se produjesen en apenas dos kilómetros cuadrados indica que todos son intencionados, con la hipótesis de que una misma persona sea la responsable de la oleada de fuegos. El último, que comenzó el sábado a última hora y quedó extinguido en la madrugada del domingo, fue el más virulento ya que afectó a una zona en pendiente, además de ser el que más daños provocó con veinte hectáreas quemadas. Y este balance podría peor si un camino y la franja de prevención abierta por el Concello no hubiesen ayudado a controlar las llamas y, sobre todo, «a darlle tranquilidade e protexer a xente», afirma Manuel Lens, concejal de Medio Ambiente e Transición Ecolóxica, que ayer volvió a desplazarse hasta el lugar del incendio con el alcalde, Blas García.

Muy cerca de los restos de árboles quemados crecen con menos de un metro de altura decenas de esquejes plantados dentro del programa municipal de prevención de incendios forestales, un sistema que utiliza especies conocidas como bomberas porque ayudan a frenar la expansión del fuego. Entre las variedades seleccionadas para este lugar hay castaños, abedules y cerezos. Y cerca de esta zona está una parcela municipal en la que el colegio de Barouta plantó alcornoques, un árbol «que non arde a para o lume a unha velocidade pasmosa», explica Lens.

Las franjas acondicionadas en Covas ya superaron este mismo año todas las fases del proyecto, por lo que su mantenimiento, salvo para reponer algún árbol que no se desarrollase, ya corre a cargo de los propietarios de los terrenos. En este ámbito, como en el resto de núcleos en los que se aplica el sistema, el nivel de aceptación del plan preventivo ronda el 90 %. «E hai xente que xa pregunta cando lle vai tocar a eles», añade Lens.

Blas García destaca la importancia de este plan, cuyo coste, con los gastos de personal incluidos, ronda los 80.000 euros anuales. Se trata de un dinero que considera que está muy bien invertido, aunque confía en que no sea necesario demostrarlo como sí ocurrió, recuerda, «coa imaxe daquel lume de Portugal dunha vivenda rodeada de árbores bombeiros que se salvou».