Salen a la luz los grabados rupestres de Labanquiños, ocultos durante 74 años

Xosé Ameixeiras
X. Ameixeiras CARBALLO / LA VOZ

AMES

COLECTIVO A RULA

Ya los había estudiado Sobrino Lorenzo en 1948 y están sin catalogar

19 feb 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Los grabados prehistóricos los descubrió el que fue alcalde de Ames entre 1930 y 1936, Óscar Lojo-Batalla Sampedro (1873-1963). Están en un monte de la parroquia de San Cristovo de Tapia (Ames), en la zona conocida como Chaos do Monte. El 15 de febrero 1948 llevó al lugar al arqueólogo Ramón Sobrino Lorenzo Ruza, cuyas investigaciones y archivo fueron objeto de un reciente libro publicado por el Colectivo A Rula.

Esta agrupación, con la colaboración del historiador Xoán Guitián Rivera, que ya había identificado los grabados hace más de un decenio con ocasión de un incendio, los localizó de nuevo, tras bucear en un mar de tojos, y realizó un informe para sacarlos a la luz y lograr su catalogación.

La estación de arte rupestre de Labanquiños consta de tres paneles. En el primero hay dos combinaciones de círculos concéntricos. La que está mejor conservada tiene 40 centímetros de diámetro y presenta cinco anillos, los dos últimos incompletos, y con un par de surcos de salida que parten de la cavidad central.

A poco más de medio metro hay otra composición más erosionada de 42 centímetros de diámetro, formada por seis anillos y dos canales de salida que finalizan en una cavidad bordeada por un redondel de unos 8 centímetros. En este panel hay más grabados prehistóricos e incluso dos alfabetiformes de personas que en algún momento de la historia quisieron dejar huella de sus iniciales.

En el segundo panel, en una plancha granítica de más de dos metros de largo por 195 centímetros de ancho, figuran unas 40 cavidades y cazoletas de diversos tamaños. Las más grandes tienen 12 centímetros de diámetro por cuatro de profundidad. El conjunto se concentra en la parte superior de la pantalla pétrea y algunas están unidas entre ellas por surcos. Uno de los redondeles hechos en la roca presenta un anillo muy erosionado a su alrededor.

El tercer panel conserva un círculo con cavidades redondas en el interior que se acomoda a la protuberancia de la roca. A su lado hay dos circunferencias concéntricas de formas irregulares, además de un surco curvo que no llega a cerrarse. Hay que añadir una combinación redonda formada por dos aros, pero muy deteriorada. Estos motivos son casi imperceptibles con luz diurna, según explica el informe del Colectivo A Rula, por lo que es necesario utilizar luz artificial para percibirlos.

Expresan los miembros de A Rula que, al igual que aconteció con el petroglifo del Monte das Pedras, el archivo de Ramón Sobrino les facilitó la recuperación de este conjunto que forma parte «das grandes xoias rupestres do municipio de Ames». Esgrimen que este trabajo tiene por objetivo evitar que los grabados de Labanquiños vuelvan a quedar olvidados. Así, han dirigido una solicitud a la Administración para que catalogue el conjunto y evita «calquera posible dano asociado ás actividades forestais ou ós incendios». Además piden la inclusión de estos petroglifos en el Plan Director de Compostela Rupestre, así como «a súa limpeza, a súa posterior valorización e socialización» y convertirlos en un recurso turístico de gran interés.

Indica A Rula, por otra parte, que buscan más estaciones de arte rupestre que estudio Sobrino Lorenzo y que, de momento, están sin localizar.