La campaña de Lucía, de 15 años, contra la pobreza menstrual logra reconocimiento nacional

Patricia Calveiro Iglesias
P. Calveiro SANTIAGO / LA VOZ

AMES

Una propuesta de Lucía Sobrado fue elegida como la mejor idea en Youth Mun Madrid, donde participaron más de 300 jóvenes y 40 facilitadores de España, así como de Esuatini, Irlanda y Turquía. Al margen de su proyecto sobre pobreza menstrual, la alumna de Ames realizó una ponencia en el Senado sobre la violencia de género en Afganistán.
Una propuesta de Lucía Sobrado fue elegida como la mejor idea en Youth Mun Madrid, donde participaron más de 300 jóvenes y 40 facilitadores de España, así como de Esuatini, Irlanda y Turquía. Al margen de su proyecto sobre pobreza menstrual, la alumna de Ames realizó una ponencia en el Senado sobre la violencia de género en Afganistán. XOAN A. SOLER

La alumna de Ames recibió el premio a la mejor idea presentada a Youth Mun Madrid

06 jul 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Recuerda que iba en coche con su madre y, cuando pasaron junto a la sede de Cruz Roja en Santiago, vio allí a unas mujeres que parecían vivir en la calle. Ese fue el primer día que pensó en la pobreza menstrual, sin saber todavía que existía un término para hablar de ella. «Me preguntaba cómo hacían para comprar las compresas, si ni siquiera tenían para comer», cuenta Lucía Sobrado. «Empecé a investigar sobre el tema hace ya tiempo», dice, y este curso decidió llevar a cabo una campaña solidaria y de sensibilización que presentó a la cuarta edición de Youth Mun Madrid, donde fue escogida como la mejor idea para la agenda 2030 de la ONU entre todas las presentadas.

La alumna del IES O Milladoiro (acaba de terminar cuarto de ESO), explica que supo de la convocatoria a finales del año pasado y «me incorporé un poco tarde a Youth Mun, que es un programa que abre el debate a los jóvenes siguiendo el modelo de Naciones Unidas», indica. «Me parecía un reto para mí misma y registré mi idea sobre la pobreza menstrual. Tengo muchas inquietudes, pero los temas sociales me tocan especialmente la fibra porque son cosas que afectan a tu comunidad», continúa. En mayo embarcó al resto de su instituto en su proyecto. Hizo un vídeo divulgativo y repartió formularios para saber qué grado de conocimiento había entre sus compañeros y compañeras sobre el coste de los productos de higiene femenina. Descubrió que hay mucho desconocimiento, especialmente entre los chicos, en parte porque la menstruación sigue siendo un tema tabú. «Es algo que pertenece a la esfera privada y, si se une a la pobreza, aún más», apunta Lucía, quien sostiene que es necesario rebajar el IVA asociado a compresas, tampones o copas menstruales. «El Estado decide los impuestos sobre los productos de consumo, pero las mujeres no podemos decidir si queremos tener la regla o no. Es algo inevitable y pone en una situación de mayor vulnerabilidad a las mujeres», defiende.

Para combatirla desde su entorno más cercano, organizó en su centro una recogida de donaciones que entregó a Cruz Roja. «Conseguimos llenar dos cajas y pudimos ayudar a 24 familias a combatir la pobreza menstrual», indica la amiense, dispuesta a seguir avanzando este propósito.Su proyecto no se acaba en el diploma acreditativo de buenas ideas que firmó María Beamonte en representación del Consejo Económico y Social de la ONU. Tiene nuevas iniciativas en marcha, enfocadas a la sostenibilidad. «Hay una empresa catalana y alguna asociación a las que les gustó mi proyecto, y estamos viendo formas de ayudar», avanza ilusionada.

Al margen de su proyecto sobre pobreza menstrual, la alumna de Ames realizó en el marco del Youth Mun una ponencia en el Senado sobre la violencia de género representando a Afganistán. Con un discurso fluido y contundente, Lucía confiesa que no le asustan los discursos en público. Lo descubrió con solo 7 años, cuando se enfrentó por primera vez a hablar en público durante el funeral de su bisabuela. «Me acuerdo que las palabras salían por sí solas, porque hablaba con sentimiento», relata esta joven a la que le gusta «transmitir, ya sea con palabras o a través de la música». Toca el violín desde hace 8 años y se define como una adolescente curiosa, a la que le encanta escribir, leer, pero también las ciencias y «me apasionan las causas sociales». A sus 15 años, tiene mucho que decir y no se arruga cuando toca pasar a la acción. «Todas las cosas grandes tuvieron inicios pequeños», afirma ella con voz dulce y tono rotundo.