Iván Rey, 13,3 en selectividad: «Quiero ser educador infantil porque sufrí acoso escolar de niño y quiero evitar que le pase a otros»

ANDRÉ SISO ZAPATA / M.C. REDACCIÓN / LA VOZ

AMES

CEDIDA

Un joven de Ames emplea el 13,3 que consiguió en la ABAU para entrar en una carrera cuya nota de corte es de 9,0

09 ago 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Como cada año, miles de alumnos se preparan para un nuevo curso universitario, el que será el primero de muchos de ellos. Una nueva clase, quizás una nueva ciudad, un nuevo modo de vida... Son muchas las novedades que podrán disfrutar los jóvenes que afrontan su próxima etapa. Las previsiones de cada año en el número de alumnos por carrera, las notas de corte y el perfil de los aspirantes suele variar poco entre una generación y otra, pero siempre hay quien está dispuesto a romper los estereotipos que algunos dan por supuesto.

Es el caso de Iván Rey (Ames, 1994). Con un 13,32 de nota media -sobre 14 puntos- en la ABAU en su haber, se prepara para el evidente resultado positivo de su solicitud de acceso al grado de Educación Infantil en la Universidad de Santiago de Compostela. Esta carrera, que cerró plazas el curso pasado a partir de una nota mínima de 9,09 puntos, no suele acoger a alumnos con expedientes tan destacados como el de Iván, ya que estos suelen optar por carreras con más peticiones de acceso y, por lo tanto, con notas de corte mucho más altas que la suya.

Iván, que finalizó sus estudios de bachillerato en el año 2012, no ha seguido el recorrido típico del estudiante universitario. Tras empezar hace unos años con los estudios superiores y terminar descontento, decidió buscar otras opciones. A pesar de que procede de una familia de tradición sanitaria, afirma que a él nunca le ha «interesado demasiado». Lo suyo es, sin duda la educación, aunque no se diese cuenta hasta no hace mucho. «Siempre me han gustado los niños, pero me di cuenta de cuánto durante los últimos años».

Así que Iván arriba a la Universidad a través de un ciclo de Formación Profesional de Educación Infantil. Fue ahí donde, según él, se dio cuenta de que esa era su vocación. Entonces, tras terminar la FP el pasado diciembre, decidió asegurar su entrada en el grado haciendo el examen de selectividad. «Aunque ya tenía buena nota, quería evitar sustos, así que hice unos cuantos exámenes para mejorar un poco», explica. Durante todo el 2020, incluido el confinamiento, estuvo preparando la prueba por su cuenta, aunque «tuviese que pedirle apuntes a mi prima, que también se examinó recientemente», bromea.

Vocación necesaria

«La razón principal por la que me quiero dedicar a la educación infantil es porque yo sufrí acoso escolar de niño. Ahora tengo la capacidad de impedir eso. Como sé lo que se siente, quiero ser educador para evitar que les ocurra lo mismo a otros», explica Iván. Su historia personal, entonces, es la que en definitiva ha marcado que su futuro irá ligado a la educación de los más pequeños. Iván está convencido además, de que ,en esta profesión, la vocación es «necesaria» ya que, de lo contrario, «acabas pasándolo mal, y eso se lo transmites a los niños y a las niñas».

Con respecto a lo atípico de su caso, reconoce que «es cierto que puede resultar excepcional. La mayoría de quienes estudian esta carrera son mujeres, así que es raro ver a algún chico». Además, cree que «los niños pueden agradecer ver una presencia masculina entre los profesores, que puede resultar hasta necesaria», explica.