Carracedo, un campeón de paddle surf adicto a la adrenalina, coge su ola más viral en Ames

Patricia Calveiro Iglesias
Patricia Calveiro SANTIAGO / LA VOZ

AMES

Cedida por @guillermocarracedo

«Ha sido una locura», dice el deportista sobre la repercusión

03 feb 2020 . Actualizado a las 12:54 h.

Miércoles por la mañana. Guillermo Carracedo, un campeón de paddle surf adicto a la adrenalina, se encuentra en Ames. Es el municipio en el que se crio este joven de 26 años nacido en Santiago y donde tiene el domicilio familiar. Él es un viajero que va en busca de olas que nadie antes surfeó y hace cuatro días encontró la hazaña a la vuelta de la esquina.

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«Estaba saliendo de casa. Iba a hacer unos recados y me encontré con un camino por el que no podían pasar los coches», relata. La borrasca Gloria provocó el desbordamiento de ríos y regatos, que anegaron pistas y terrenos próximos. El agua acumulada sobre una serie de fincas privadas despertó el demonio aventurero de Guillermo. «Me gusta descubrir olas nuevas en todo el mundo: Sri Lanka, Islandia... pero nunca nadie había cogido una aquí», cuenta. Así que, ni corto ni perezoso, se plantó en un bazar oriental para comprar unas cuerdas. «Luego localicé a un compañero, Andrés Llovo, un amigo de toda la vida, desde el colegio. Suelo trabajar con fotógrafos distintos en mis aventuras, pero en esta ocasión él me sirvió de cómplice esa misma tarde para conducir el coche al que amarramos las cuerdas. Y lo grabamos con los pocos medios que teníamos. No fue nada preparado», indica el deportista, quien acabó subiendo los vídeos a su Instagram.

Fueron solo unos minutos surfeando por Ames y las imágenes se han hecho virales, incluso más que las de sus olas más remotas, asegura: «Ha sido una locura. Nunca me imaginé que pudiera ser tan viral», comenta con tono divertido. «La gente ha reaccionado súper bien y no he visto apenas comentarios malos y se está compartiendo con muchísima », añade Guillermo, quien aclara que su coche circulaba «por carreteras secundarias totalmente inundadas, por las que no podían pasar otros coches, salvo que fuese un cuatro por cuatro muy potente, como el mío».

Además, «soy un profesional de esto y era una zona segura», destaca el campeón nacional de paddle surf, entre los cinco mejores en el ránking internacional y subcampeón mundial con la selección española. «Es mucho más sencillo de lo que parece, solo tuve que esquivar alguna rama, pero hay que tener en cuenta que yo llevaba todo el equipo, hasta el casco, y que mi especialidad son las olas de piedra, que tienen muchísimo más riesgo que lo que hice el otro día, porque no había nada que te zapateara». En todo caso, «no animo a la gente a hacerlo», apostilla.

Reconoce que los vecinos que fueron testigos de la escena, desde personas corriendo a paseando a sus perros, se quedaron un tanto perplejos. Hijo de un conocido genetista e investigador, Ángel Carracedo, afirma que «mi padre tiene el mismo espíritu aventurero, es algo que llevamos en la familia», y a estas alturas lo tiene ya curado de espanto. Licenciado también en Medicina, confiesa que «el listón está alto» y en este momento estudia un máster a distancia de Traumatología del Deporte, «que ya casi me sirve para tratar mis lesiones si tengo alguna», bromea.

Cuenta este compostelano que descubrió el surf en las playas de Muros, de la mano de Jaime Martínez y Abel Lago, campeón del mundo de kitesurf, y vecinos de la zona de Louro. Fue cuando rozaba la mayoría de edad: «Empecé tarde, pero esto no depende de los años sino de las horas que le dediques». Y él está dispuesto a subirse a la tabla siempre que se tercie, incluso para encontrar olas fuera del mar, porque esta no es la primera vez: «En Galicia hay algún río surfeable, como algún tramo del Miño, en el que hasta hay un bache en el que puedes levantarte y quedarte de forma estática». ¿El lugar exacto? Guillermo es una tumba, con este y con la de Ames. «Los surfistas somos muy secretistas con eso», dice con amplia sonrisa.

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