Ames recupera una lauda medieval gracias a la cesión de una familia

Emma Araújo SANTIAGO / LA VOZ

AMES

PACO RODRÍGUEZ

La lápida pertenece a un sarcófago localizado en la iglesia de Ameixenda

11 ago 2019 . Actualizado a las 05:05 h.

No se conoce su nombre, pero a buen seguro que fue un hombre relevante y de gran envergadura, ya que el sarcófago que durante siglos guardó su cuerpo formaba parte de la iglesia de Ameixenda, en Ames. La talla del desconocido se deduce del tamaño de la sepultura de piedra y de la lauda que lo cubría, que durante años permaneció casi oculta.

La historia de este hallazgo es muy similar a la de muchos restos de interés que a punto estuvieron de desaparecer. Esta tiene final feliz, ya que gracias a la suma de casualidad y respeto natural por el patrimonio pronto estará a la vista de todos.

De momento, la gran losa tallada permanece a buen recaudo en el pazo da Peregrina de Bertamiráns porque allí la depositaron técnicos de Techne Conservación y Restauración de Bienes Culturales, empresa experta en este tipo de tareas contratada por el Concello, que vio de muy buen grado que la familia propietaria de la finca en la que durante años permaneció la lápida decidiese cederla al Ayuntamiento.

La ampliación de la iglesia durante la etapa barroca provocó que el sarcófago, datado entre los siglos V y XI, fuese retirado de su lugar original. Posteriormente, según la información recabada por el colectivo A Rula en 2018 e incorporada al informe patrimonial encargado por el Concello de Ames, la losa fue localizada en un muro del entorno de la iglesia durante las obras de remodelación del atrio.

Uno de los obreros, con el permiso del párroco y para evitar que la pieza desapareciese o sufriese un deterioro evitable, se la llevó con extremo cuidado a su domicilio, en el lugar de Cortegada, a kilómetro y medio de la iglesia.

Esta explicación no coincide exactamente con la que aporta José Otero Suárez, familiar político del último propietario conocido de la lápida, que durante años permaneció en la entrada de la finca de Cortegada. No pasó desapercibida a los ojos de varios expertos, pero su dueño nunca quiso desprenderse de ella.

Los herederos, que mantienen a la venta la parcela en la que permanecía la pieza, decidieron donarla al Concello de Ames para que se asumiese definitivamente de su custodia. José Otero fue el encargado de hacer las gestiones y de tramitar las autorizaciones de los seis propietarios. La información que aporta es que la familia recibió hace casi cincuenta años la finca como consecuencia del proceso de concentración parcelaria en Ameixenda. Afirma que los terrenos estaban divididos por muros y, al retirar uno de ellos, su suegro se encontró con la lauda, que veneró hasta su fallecimiento.

Tras aceptar la propuesta de cesión, el Concello encargó un informe para documentar la pieza, que fue retirada de Cortegada el pasado 30 de abril y trasladada con sumo cuidado y supervisión técnica hasta el pazo.

David Santomil, concejal de Cultura, solicitó el pasado 3 de mayo a la Dirección Xeral de Patrimonio «a súa catalogación o calquera outra actuación que se considere oportuna».