Los árboles bomberos vuelven a Ames

Emma Araújo SANTIAGO / LA VOZ

AMES

PACO RODRÍGUEZ

Esta semana comenzaron las tareas de plantación de especies autóctonas en las franjas de protección para minimizar el riesgo de incendios en núcleos poblados

08 mar 2019 . Actualizado a las 01:08 h.

La naturaleza tiene sus plazos, y aunque el clima está cambiando, el margen de tiempo para que las reforestaciones den su fruto es bastante limitado. Esto lo tiene muy claro la brigada de Ames que afronta una nueva campaña de plantación de los conocidos como árboles bomberos, elegidos para sustituir a especies altamente pirófitas o invasoras, como eucaliptos, pinos y mimosas.

Los trabajos avanzan a buen ritmo a pesar de las fuertes lluvias. «É o noso traballo, estamos afeitos», reconoce José María Bello Bugallo, capataz forestal que desde hace dos años es una de las piezas del programa municipal de limpieza y reforestación de las franjas de seguridad contra incendios. La plantación comenzó esta semana y hace unos diez días iniciaban las tareas de roza y triturado de los restos de la madera que antes tienen que talar los propietarios. Esta última fase requiere el uso de maquinaria especial, elegida en función del terreno.

Antes de llegar a esta parte del proceso, la más visible, es necesario un largo y engorroso trabajo previo, que arranca en el mes de noviembre con la fase de identificación de los terrenos en los que se va a actuar.

El criterio para seleccionarlos es técnico, teniendo muy en cuenta lo que podría ocurrir en caso de que se produzca un incendio forestal. Pero el principal problema sigue siendo humano, y tan autóctono como el carballo: las dificultades para identificar la titularidad de las parcelas en las que se pretende intervenir. Un ejemplo de ello es que en uno de los puntos con mayor riesgo, en el entorno de la gasolinera ubicada cerca de Aldea Nova, el propietario de un terreno poblado de maleza se enteró hace apenas 48 horas de que era su dueño, reconoce Javier García edil de Medio Ambiente.

El catastro es el documento de partida, pero está plagado de errores. Superada esta fase, llega el momento de informar a los propietarios de que deben cumplir la ley en lo que a la limpieza de las franjas forestales se refiere y que el Concello ha puesto en marcha un plan propio para reforestar estas áreas de protección con un abanico de especies que incluye nueve especies frondosas y caducifolias. «Faise un estudo pormenorizado de cada parcela, como é a franxa e ata onde chega, tamén hai un plan orzamentado da plantación e detállase todo o proceso», explica Bello.

Este año hay una apuesta importante por los castaños, con la compra de unos 900 ejemplares de diferentes tamaños para adaptarse a las características del terreno. Son plantas clonadas protegidas contra las plagas de tinta y avispilla que sirven tanto para la recolecta de frutos como para aprovechar su madera.

Un proyecto de futuro

En la zona de Ventosa en la que ayer trabajaba la brigada, plantaron castaños con una distancia entre ejemplares adecuada para recoger fruto, pero con el objetivo final de que cuando crezcan lleguen a crear zonas de sombra que reduzcan al mínimo la necesidad de hacer periódicas limpiezas de maleza.

A los problemas para identificar a los propietarios de las parcelas, José María Bello añade otro de mayor calado, el hecho de que buena parte de estos terrenos pertenezcan a personas de avanzada edad y que en muchos casos no se vislumbre un relevo generacional. Por ello, le gustaría que este programa tenga continuidad, por ejemplo, con un plan de aprovechamiento de biomasa forestal o una iniciativa silvopastoral. «Hai pouca xente moza que se interese polo monte, e gustaríame que isto non sexa un parche para catro anos», manifiesta.

En el ámbito político, Javier García recuerda que con esta iniciativa «o que facemos e Ames é que se cumpra a lei porque os propietarios teñen a obriga de manter limpas as franxas de protección forestal», pero también supone una demostración de que «o rural e o monte teñen futuro».