Ames aumenta su patrimonio rupestre con el hallazgo de trece petroglifos

Emma Araújo SANTIAGO / LA VOZ

AMES

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El colectivo A Rula descubrió y analizó durante el último año buena parte de los grabados prehistóricos

06 ene 2019 . Actualizado a las 10:46 h.

La comarca compostelana, sobre todo en la áreas de Ames, Teo y Santiago, guarda entre sus montes un legado arqueológico que se enriquece con nuevo hallazgos.

Así ocurrió durante el último año en Ames, donde fueron localizados trece nuevos petroglifos.

El descubrimiento lo anunció la asociación cultural Colectivo A Rula, artífice de buena parte de las localizaciones, aunque una de ellas correspondió a una brigada rural y otra al concejal de Cultura, David Santomil. El trece suele ser el número de la mala suerte y, aunque este no es el caso, pronto se quedará corto, ya que el listado de estos grabados en piedra va camino de quedarse obsoleto porque el Concello de Ames ya tiene identificados nuevos motivos.

Como primer paso, A Rula señalizó y valoró los hallazgos en su blog colectivoarula.wordpress.com, incluyendo localizaciones exactas. Cuatro de ellos están en la parroquia de Ortoño, en el área de Aldea Nova, (Pena Mareira, Agro do Chan, Monte Grande y Cruz do Monte da Costa), otros cuatro en Agrón (Rego das Pías) y dos en Piñeiro (Balindo y Casa do Pereiro). Covas (Capeáns), Biduído (Ventín) y Bugallido (Buceleiras) completan el listado.

La mayoría de los descubrimientos son pequeñas hendiduras circulares sobre la piedra, denominadas coviñas, que no son las más habituales del arte rupestre encontrado hasta ahora en Galicia, por lo que no hay estudios monográficos sobre ellas.

Frente a esta realidad, A Rula plantea abiertamente que estas manifestaciones prehistóricas «non poden seguir sendo esquecidas nin postergada a súa investigación por máis tempo, toda vez que entendemos necesario avanzar no seu estudo para podermos acadar, a longo prazo, unha aceptable visión de conxunto desta tipoloxía de estacións rupestre». Para ello, esta entidad cultural pone trece nuevas piedras, que no son escollos.

Pena Mareira. Está en el suroeste del monte de Vilastrexe. Se llega desde la rotonda de acceso a Bertamiráns la AC-543. Los grabados, sencillas coviñas, se distribuyen por una roca a ras de suelo y en la zona en la que confluye el camino con una línea de alta tensión. El colectivo A Rula constató a finales de septiembre que «a súa superficie fora danada probablemente pola maquinaria pesada que levou a cabo os labores de roza da liña de alta tensión».

Monte Grande. Ocupa una superficie irregular de grandes dimensiones junto a un camino de tierra. A Rula destaca el hallazgo de «tres coviñas profundas en tres petóns destacados da peneda e que conforman unha aliñación en dirección leste/oeste».

Agro do Chan. Ubicado en Os Batáns, el acceso es posible desde Aldea Nova hacia el lugar de Portela de Villestro (Santiago). Un sendero a la izquierda de la pista lleva al lugar exacto. Los grabados están distribuidos en cuatro áreas delimitadas por las características naturales de la piedra. De este conjunto prehistórico A Rula señala que «o máis salientable desta estación sexan as formas das dúas prominencias máis destacadas en altura do afloramento granítico, e que nos fan preguntarnos si puideron ter sido escollidas porque as súas formas naturais aseméllanse a dúas figuras humanas xacentes».

Cruz do Monte da Costa. Es un petroglifo distinto a los anteriores y está en un entorno muy deteriorado por las actividades extractoras de cantería. Es una cruz de triple brazo y pedestal. Dado el tipo de perfil del trazado, está hecho con un útil metálico. En este caso, su estado de conservación es bueno.

Petroglifo de Balindo. Fue localizado por la brigada rural del Concello de Ames a escasos metros de las viviendas del lugar del que recibe su nombre y de la carretera AC-453, entre Roxos y Portomouro. Está en una roca que sobresale dos metros sobre el terreno en la que se contabilizan al menos treinta coviñas repartidas por la superficie más lisa. También se distingue por unos surcos lineales Algunas de estas formas circulares están alineadas y otras unidas entre sí por un pequeño surco. Y dos de ellas, según las conclusiones de A Rula, «semellan conservar parte dun círculo simple extremadamente erosionado apenas perceptible».

Casa do Pereiro. A Rula lo localizó cuando visitaban e Balindo, porque fueron advertidos por el concejal de Cultura, David Santomil, para que prestasen atención a la última vivienda de la aldea de Fernande, una casa levantada sobre una roca granítica. Con el permiso de los propietarios, a los que agradecen su colaboración, ya localizaron a primera vista cinco coviñas.

Petroglifo de Capeáns. Está ubicado en el lugar del mismo nombre al pie de una línea eléctrica de alta tensión. Los grabados rodean una excavación natural de la roca de forma almendrada. Tiene coviñas de diferentes formas, algunas de bacilos y otras unidas entre sí por surcos rectos que forman un llamativo triángulo. En uno de sus laterales destaca una cruz elaborada también con un instrumento metálico. Su conservación es regular,

Rego das Pías. Son cuatro. Están en las inmediaciones de la necrópolis megalítica de A Rañalonga. En el primero de ellos hay gran cantidad de coviñas de formas, tamaño y profundidad diversas, algunas intercomunicadas. También hay hendiduras que no están completas, lo que evidencia que la roca está partida, por lo que su nivel de conservación es regular. El resto de petroglifos se ubican a escasa distancia, con pequeñas excavaciones distribuidas por la parte de la roca que está a la vista. Sobre este hallazgo, A Rula agradece «a amabilidade e as facilidades do profesor Federico Silva Cobas, propietario do terreo onde se sitúa o petróglifo».

Ventín. También conocido como «do colexio», porque está a menos de cincuenta metros al noroeste del centro escolar. Está muy deteriorado porque la roca fue el lugar elegido para colocar una torre de la línea eléctrica. El cierre del campo de fútbol cercano también alteró el yacimiento, aunque pueden verse catorce coviñas.

Fonte de Buceleiras. Está junto a la carretera de Guimaráns, en la fuente y lavadero del lugar. Es un monolito irregular que aparentemente no está trabajado, pero que tiene tres pequeñas excavaciones más profundas de lo habitual, comunicadas entre sí por surcos igualmente profundos.