Feligreses de A Baña se indignan con su párroco al dar este las misas a oscuras

emilio forján A BAÑA / LA VOZ

A BAÑA

Los vecinos de A Riba denuncian que la iglesia no necesita la instalación eléctrica que pide el cura.
Los vecinos de A Riba denuncian que la iglesia no necesita la instalación eléctrica que pide el cura. forxán< / span>

Vecinos de A Riba piden al arzobispo que medie en el conflicto con el cura tras ser cortado el suministro eléctrico del templo

12 nov 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Lejos de remitir, el conflicto que desde hace años mantienen una buena parte de los vecinos de la parroquia bañesa de A Riba con su cura se ha recrudecido en los últimos meses. Esta misma semana aparecieron unos postes de hormigón a modo de bolardos en los accesos al cementerio, lo que los feligreses interpretan como un nuevo desafío hacia ellos.

Es la gota que colmó un vaso lleno sobre todo porque la mayoría de los vecinos se niegan a entregar más dinero al cura para renovar la instalación eléctrica, algo por lo que -dicen- «levamos pagando desde hai trinta anos sen ver melloras, e non sabemos onde foron parar os cartos». Como medida de presión, aseguran que el sacerdote ordenó cortar el suministro, esgrimiendo «que a instalación disque non aguantaba». Este hecho es interpretado como un intento más «de pedirnos máis cartos», tal y como afirma el presidente de la asociación de vecinos, José Manuel Ramos Freita.

Hace unos ocho meses que el cura les pidió que cada casa -hay unas 135 viviendas en toda la parroquia- aportase 50 euros para una nueva instalación cuyo importe total, dicen los lugareños, superaría «ampliamente» las necesidades eléctricas del templo. En esta guerra, el último episodio se produjo en una reciente novena, cuando el párroco «valeuse de velas e deu a misa a escuras». Creen que esta medida de presión la llevó a cabo el sacerdote «para presionarnos en vista de que a maioría dos veciños negámonos a darlle máis cartos, cansos porque levamos trinta anos pagando para unha nova instalación» que nunca han llegado a ver funcionar.

Los feligreses amenazan con ejercer medidas de presión, de seguir el Arzobispado de Santiago haciendo oídos sordos a su demanda para que cambie la actitud del sacerdote. Hace dos años, ya mantuvieron un encuentro con el mismo arzobispo, Julián Barrio, después de remitirle 25 cartas diarias certificadas durante una semana. «Todo foron boas palabras e promesas de que se ían solucionar os problemas, pero nós seguimos peor do que estabamos», lamentan.