Maite Rey, directora del Aula Hospitalaria del CHUS: «Estar aquí te pone los pies en la tierra»

SANTIAGO

La profesora defiende la valentía de sus alumnos, que a la vez son pacientes de larga duración
28 abr 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Miles de personas acuden a diario al Hospital Clínico de Santiago. Solo una minoría sabe que, en su interior, existe una pequeña escuela. Una especie de oasis educativo donde los niños, aunque vistan pijama, siguen aprendiendo. Allí tienen la oportunidad de seguir siendo niños. Desde hace tres años, al frente de este particular centro se encuentra Maite Rey, cuya vinculación con el Aula Hospitalaria del CHUS nació cuando todavía era una cría que apenas levantaba un palmo del suelo: «Mi madre trabajaba aquí y me dejaba en ella con Ruth —la anterior responsable—. Para mí este sitio es piel. Siempre quise acabar aquí. Me encanta, disfruto de mi trabajo».
Cada año, unos 70 críos, que van desde los cero a los 16 años, llegan a las manos de Maite Rey y a las de Natalia Fernández, que se encarga de los de secundaria. «Tenemos niños que llevan un año ingresados porque no son capaces de comer. Otros, porque padecen leucemia. Ahora hay muchos casos de salud mental. No logran ir a su colegio y acaban haciendo el proceso de readaptación a través de nosotros».
Libran sus batallas en silencio, pero necesitan también esa normalidad que solo crea la rutina. Como el resto de niños, los alumnos del Aula Hospitalaria también aprenden y hacen sus ejercicios. «Estar aquí te pone los pies en la tierra y te ayuda a relativizar tus problemas. Los ves pelear y esto se convierte en un lujo», precisa Rey, quien enumera las particularidades de una escuela completamente diferente: «El contenido aquí no es lo importante, lo valioso es el niño. Eso es lo que echo de menos en la educación, que el niño deja de ser el protagonista de su propio aprendizaje. Aquí sí lo es, por eso disfruto muchísimo mi trabajo. Nos da mucha alegría que ellos sigan sintiéndose miembros de la comunidad educativa, que los tengan en cuenta». Aunque acuden al Aula Hospitalaria, los alumnos siguen vinculados a sus centros ordinarios, que son los encargados de evaluarlos. Esa conexión, admite Rey, también los ayuda a seguir peleando.
Ella siempre supo que quería ser profesora en el Hospital Clínico: «Me gusta la inclusión, la atención a la diversidad. Me gustan los coles inclusivos, multinivel y que no se quedan solo en el contenido». ¿Cómo trabaja entonces el del CHUS? «Con respeto hacia los alumnos. Cuando entras aquí debes quererlos, que se sientan cómodos y seguros. Que sepan que van a tener a una persona al lado que va a pelear por ellos hasta el infinito y más allá. Que sepan que eres su acompañante, su facilitador, su guía, que vas a marcarles un camino y caminar con ellos. Al final no hace falta saber formular el óxido ferroso para vivir, pero sí hace falta estar sano», responde Rey, que aboga por la empatía como el camino adecuado para llevar a cabo su trabajo: «A veces me cuesta muchísimo contener mis sentimientos, pero si nadie hiciera este trabajo, este servicio no existiría. Nadie está libre de que un hijo o un sobrino se rompa una pierna o sufra una enfermedad. Creo que es importante estar aquí para darles normalidad, dentro de los problemas. La empatía hay que utilizarla para actuar. No puedes decir, no voy a verlos sufrir porque es duro. Ven aquí y ayúdalos, acompáñalos».
Los últimos avances
Tras su llegada al Aula Hospitalaria, ha intentado modernizar el espacio, que cuenta con las últimas innovaciones: «Cambiamos el mobiliario para que fuera flexible. Aquí todo se puede mover y se adapta dependiendo de la actividad que tengamos. Contamos con impresora 3D, tenemos robots, hemos abierto nuestro Instagram. Incluso tenemos nuestra propia mascota, que ha estado en Singapur, Copenhague, Tenerife…». En definitiva, herramientas para sentirse niños. Eso es lo que más necesitan.
El último premio. El Aula Hospitalaria del CHUS logró el primer puesto del Concurso Pimaga, iniciativa del Citmaga para difundir las actividades realizadas por los colegios gallegos con motivo del Día Internacional de las Matemáticas. Presentaron un árbol de papiroflexia creado configuras geométricas.