Vasco Dantas, pianista: «Es especial el concierto con la Filharmonía porque estuve en Santiago de intercambio»

Montse García Iglesias
Montse García SANTIAGO

SANTIAGO

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El músico portugués actuará en la primera cita del ciclo (En)Foco de esta temporada

17 ene 2025 . Actualizado a las 04:55 h.

20.30 horas • Auditorio de Galicia • Desde 10 euros (18 euros acompañado de «petisco») • El currículo del pianista Vasco Dantas (Oporto, 1992) está plagado de premios y sus interpretaciones sonaron en escenarios de todo el mundo, desde Nueva York a Moscú pasando por París o Hong Kong. Esta noche actuará con la Filharmonía en el primer concierto del ciclo (En)Foco, en el que el director Baldur Brönnimann ofrece explicaciones de las obras al público de un repertorio inspirado en América. 

—¿Qué supone este concierto con la Filharmonía?

—Es mi primer concierto con una orquesta gallega, aunque no es la primera vez que toco en Galicia. Las otras veces fue en solitario en recitales en Vigo, A Coruña... Es muy especial esta invitación porque estuve aquí cuando era estudiante ya que mi escuela de Matosinhos tenía un programa de intercambio con un colegio de Santiago. Pasé aquí algunas temporadas cuando tenía 16-17 años, nos quedábamos en casa con los alumnos de aquí para aprender castellano, galego... Después, ellos venían a Matosinhos. Así que acepté con más cariño la invitación para tocar. Es la primera vez que actúo en Santiago.

—¿Mantiene el contacto con alguno de ellos?

—Sí, con algunos. Pero parte de ellos ya no viven en Santiago. Están en Madrid, en otros puntos de Galicia...

—El concierto de la Filharmonía es especial, porque también incluye explicaciones del director, Baldur Brönnimann de las piezas. ¿Qué le parece este tipo de propuestas?

—Las veo muy bien porque hago lo mismo en mis recitales y muchas veces hablo con el público. Creo que es lo mejor para el público, para que entiendan mejor lo que voy a tocar, quién era el compositor, detalles de armonía, musicales... Así, todos entenderán mejor la pieza, especialmente los que no la conocen. De esta manera, se crean nuevos públicos y se acerca más gente a las salas para escuchar música clásica. En el ámbito de los conciertos, la música clásica era casi la única en la que no había comunicación con el público: el músico entra, toca y sale. En el resto de géneros hay una interacción, un «hola», y eso relaja al público y la actitud es distinta. Si voy a un espectáculo de un tipo de arte que no sé nada, si hay alguien que me dé detalles, lo puedo disfrutar más.

—¿Qué destaca del repertorio del concierto?

—Es un programa atractivo para cualquier público porque tiene que ver con la música clásica, pero después llegó a otros espacios, los pubs, bares...; y no se tocaba necesariamente en un escenario.

—Empezó de muy pequeño con el piano.

—Sí, con cuatro años. Mi padre era actor de teatro e ingeniero, pero cantaba en un coro. Yo iba con él a los ensayos y lo miraba. Ahí intentaba coger el teclado y tocar algo que estaban cantando. El maestro hacía juegos conmigo y le recomendó a mi padre que me apuntara a clases de música porque tenía talento. Decidí dedicarme a la música ya con 18 años, cuando fui a estudiar a Londres.

—Pero también aprendió a tocar el violín porque quería actuar con todos.

—Estuve indeciso en algunos momentos. Mi hermana pequeña tocaba el violín, lo oía en casa y quería intentarlo también. Después, cuando tenía 10-12 años, empezaban n las orquestas jóvenes, pero al ser pianista, no podía ir. Así que hice la prueba con el violín y me permitían participar. Eso me permitía tocar con más gente. Lo mantuve hasta que me fui para Londres, cuando ya me decanté por el piano.

—¿Qué le llevó finalmente a elegirlo?

—El piano me permite hacer ahora música con otros y tocar como solista con orquestas. Además, me da más flexibilidad a la hora de hacer mis propios proyectos, porque es un instrumento más versátil. ¡Es el rey de los instrumentos!

—Tocó en Nueva York, París, Moscú..., en escenarios de múltiples países. ¿Qué sueños le restan por cumplir porque todavía es muy joven?

—Me gustaría continuar tocando en distintos países y continentes, descubrir distintas músicas, diferentes expresiones artísticas, explorar más el mundo de la música y no solo la europea. Es seguir haciendo lo que me gusta. Es cierto que exige mucho trabajo, pero también es placer mientras haya la posibilidad de ofrecer conciertos. Uno de los peores momentos fue con el covid, porque trabajábamos pero no había objetivos y ahí el artista cae en depresión. Si tengo la oportunidad de tocar, explorar distintos compositores y culturas musicales, estaré feliz.