Vuelven los deportivos de los 90, con Porsches a 40.000 y Lancias a 113.000: «Os mozos tolean por coches máis vellos ca eles»

Juan María Capeáns Garrido
juan capeáns SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

XOAN A. SOLER

Talleres de Santiago se adentran en la venta de vehículos singulares, y en Melide ya hay un concesionario especializado

11 nov 2024 . Actualizado a las 11:17 h.

¿Qué tienen en común un Toyota Celica, un Volkswagen Corrado, un Lancia Delta Integrale, un Honda S2000 o un Alfa GTV6? Todos fueron coches muy rápidos, bastante caros y tremendamente atractivos; además, fueron soñados, deseados y disfrutados por unos pocos avanzados los 80 y en los 90. Ahora, tres décadas después y en plena transición hacia la movilidad eléctrica, son incluso más populares y codiciados, a veces por tener precios asequibles y otras por ser verdaderos mitos de la automoción. Los buscan los coleccionistas, los jóvenes que van ganando algo y que quieren coches de su misma edad o diletantes del motor a los que se les quedó clavada en el corazón una reproducción de juguete o la escena del «trata de arrancarlo, Carlos, por dios», de la que casi nadie se acuerda de su tercer protagonista, un Toyota Corolla WRC.

Los coches de rali que tuvieron versión de calle con producciones cortas ya eran exclusivos y lo siguen siendo. Y algunos quedan. En los talleres del área de Santiago es posible encontrar un Lancia Delta Integrale (en Melide) o un Celica GTI, como el que enseñan en O Milladoiro, en V Auto. «Estes modelos son moi bos. Son cómodos, teñen tecnoloxía fiable, están ben equipados e consumen pouco», explica Valentín Vieito, que remarca el imán de los coches con historia propia, como los cotizadísimos Audi Quattro. Ese en concreto no lo tiene en su imponente colección de clásicos, pero sí cuenta con otros muy buscados y económicos como un Corrado VR6 del 93 que ahora puede adquirirse 18.000 euros; o un exclusivo Porsche 928 del año 89 y con cinco litros de cilindrada por el que pide 39.900 euros. Costaba entonces 16 millones de pesetas (100.000 euros). Al cambio, dice, sería como gastarse hoy medio millón de euros. «Hai que ter boa carteira», resume.

Para un público más conservador están los Mercedes singulares, que siempre encuentran salida. Los de los 80 y 90 se enviaron masivamente a países como Marruecos, donde aún hoy se utilizan como taxis, y por eso no es tan fácil dar con ellos en España. Automóviles Cambón, de Val do Dubra, cuenta con alguna unidad —también tiene marcas americanas— y V Auto ofrece uno de los míticos W123, «dos que facían un millón de quilómetros».

Valentín Vieito cree que estamos ante una «tendencia» muy potente y que tiene sus explicaciones: «Na nosa época —él tiene 46 años— non pasaba isto, agora os mozos tolean por coches que son máis vellos ca eles», explica. Pero no estamos ante un fenómeno romántico, sino que responde a una realidad socioeconómica. «Os mellores coches da historia son os construídos entre 1995 e 2008, e da igual que falemos de Peugeot, Renault ou dos Audi. Xa levan certa tecnoloxía, son moi fiables de mecánica, consumen pouco e teñen un mantemento barato», por eso llaman la atención de los más jóvenes, que no pueden acceder a modelos nuevos ni, por supuesto, a los eléctricos. Y entre todos hay un favorito: el BMW Serie 3, así lleven los códigos de fabricación E36 o E46, que son los que triunfaron entre 1991 y 1998 o de 1998 al 2007.

En Negreira guardan varias joyas de Citroën: «El 2CV Charleston está impecable»

Los coches antiguos de Talleres Chancela no pasan desapercibidos para los que entran o salen de Negreira por la avenida de Santiago. «Era una afición de mi padre», explica Chema Ruso, que hace un rápido repaso por la colección de clásicos, entre los que se incluyen un Alfa y un Triumph. Por relación comercial con la marca, la familia fue creciendo con algunos Citroën singulares, como un Visa, que revolucionó el sector de los compactos a finales de los 70; un Méhari, por el que apostaría fuerte cualquier millonario de Ibiza o de la Costa Azul; o un 2 CV Charleston de 1977 que «está impecable, de serie, como vino» y que, a diferencia del resto, sí está a la venta por 13.500 euros. Por los demás llegan ofertas, aunque «no hay urgencia por vender». Eso incluye a la auténtica joya de la corona, un Citroën 11 Ligero de mediados del siglo pasado que ahora lleva tres años parado pero que todavía puede lucir en una boda o una película de época.

Nicolas, de R&R Classic Cars: «En Galicia hay grandes coleccionistas»

Nicolás Rodríguez tiene 33 años y antes de embarcarse en la compraventa de vehículos clásicos y singulares aprendió el oficio durante un lustro como comercial de una marca generalista. Seguro que cuando vendía varios coches a la semana no hablaba con tanta pasión de las unidades que van pasando por su actual negocio, R&R Classic Cars, en Melide. Reconoce que los Mercedes con solera y prestigio conforman la base de su negocio, y advierte que muchos acaban de nuevo en su país de origen: «Muchos alemanes buscan en España coches originales porque están mejor por las condiciones climáticas, especialmente de chapa», señala.

 Es el único concesionario de la zona que se ha especializado en coches con cierta historia, y no teme a la competencia que empiezan a hacer otros talleres: «Puede abrir un negocio de clásicos aquí al lado que no me afectará, porque nunca hay dos coches clásicos iguales y hablamos de un mercado muy selecto». De hecho, España empieza a ser un lugar atractivo para los coleccionistas del mundo porque es más asequible que Portugal, «que está carísimo», o que Italia. Allí es donde muy probablemente acabará la actual joya de la corona de R&R, un Lancia Delta Integrale EVO I valorado en 113.000 euros. «En Italia los encuentras por 150.000 y 160.000», defiende.

No todos se van fuera de España. Ni de Galicia. «Aquí hay grandes coleccionistas», asegura, aunque lógicamente se guarda el secreto porque se trata de clientes fijos que exigen la máxima discreción y que en ocasiones no le dan uso público a sus adquisiciones.

Un anuncio lo cambia todo

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«Hay gente que está invirtiendo en automóviles clásicos como si fueran obras de arte. Este es un mercado muy subjetivo, basta que un coche aparezca en un anuncio o en una película para que su valoración se dispare. Así se explica que por un Porsche que hace cinco años valía 30.000 euros hoy puedan estar pidiendo 130.000», pone por ejemplo. Nicolás advierte que para los no expertos puede sonar la flauta, pero para acertar ve necesario «estar muy metido en el mercado, que es muy complejo. Con los coches más caros siempre te la juegas, o con los americanos, pero hay que tener clientes, saber moverte y tarde o temprano, en seis, ocho o diez meses, das con la persona que está buscando lo que ofreces», analiza.