Los hosteleros se ponen finos y buscan cortadores de jamón y fenómenos del sushi

Por Juan Capeáns

SANTIAGO

SANDRA ALONSO

Cruz Roja detecta un repunte del interés por la restauración y formará a jóvenes que quieran iniciarse o trabajar por horas

08 sep 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Algo falla cuando un país consagrado a la industria del turismo tiene serias dificultades para abastecer la gran demanda laboral del sector hostelero. La pandemia contribuyó a ese desajuste, porque los trabajadores menos cualificados escaparon de las barras y las cocinas como del aceite hirviendo, bien fuera por unos horarios excesivos, salarios cortos o falta de perspectivas. La hostelería dejó de ser atractiva, y eso es precisamente lo que quieren combatir en Santiago los responsables del departamento de inserción laboral de Cruz Vermella. En contacto con los profesionales del sector detectaron que para captar mano de obra joven e ilusionada era necesario proponer actividades estimulantes, algo que fuera más allá del clásico inicio como ayudante de cocina. «Hay demanda de empleo para restauración de comida rápida pero con cierta calidad», explica Celeste Porto, que junto a Maribel García y sus compañeras tiran del carro en el departamento de orientación laboral de la entidad. Ellas se han encargado de contactar con profesionales de amplia experiencia que van a impartir en un aula de cocina sus conocimientos sobre disciplinas muy concretas, como puede ser especializarse en el corte de jamón, en la elaboración de sushi o en la repostería, disciplinas gastronómicas que están ganando espacio en los locales especializados en eventos y en las empresas de cátering. «El objetivo es ser muy prácticos», explican, de ahí que el primer curso, que comienza el 23 de septiembre, vaya a contar con no más de 25 participantes, que tendrán edades comprendidas entre los 18 y los 29 años y que van a completar 150 horas de formación, con visitas de chefs reconocidos. Después confían en que puedan continuar con prácticas en establecimientos y que se vayan asentando. «Buscamos su profesionalización», dice Porto, quien también ve una ventaja en el hecho de que puedan surgir oportunidades de empleos por horas o de fin de semana, para complementar otros quehaceres. «Y para los que vienen de otros países es una solución rápida», sostienen. Hay más opciones, porque incluso antes de centrarse en la hostelería arrancan con otro curso de panadería de éxito casi garantizado, debido a la alta demanda de los obradores compostelanos.