María Jesús Lamas: «Ante la dimensión de la pandemia reuní a mi equipo y le hablé de Angrois»

Olalla Sánchez Pintos
Olalla Sánchez SANTIAGO

SANTIAGO

PACO RODRÍGUEZ

La directora de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios llegó a Santiago en 1984 para estudiar Farmacia. Desde entonces, y a pesar de que, por su trabajo resida en Madrid, los fines de semana intenta estar en Compostela. Este año fue una de las ocho mujeres distinguidas por el Concello en el Día da Muller: «Fue el reconocimiento más especial al ser en mi casa»

28 jul 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace 40 años, María Jesús Lamas (1967), directora de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, dejó su Santurce natal para estudiar Farmacia en Santiago. «Esta facultad ya era una referencia en el norte del país. Aún ahora, cuando entro, noto ese olor a farmacia antigua, que me encanta…», señala desde el campus, confirmando que no pierde su vínculo. «Sigo en contacto con profesores. En diciembre leyó aquí la tesis mi último doctorando. Trabajo en Madrid, o en donde deba estar, como Ámsterdam, pero no siento que me fuese de Santiago. Cada fin de semana intento venir. Mi casa es esta. Aquí están los míos. En los 80, al poco de venirme, se mudó también aquí, desde un País Vasco convulso, mi familia», evoca.

«Tengo muchos recuerdos de mi llegada a la facultad, un hervidero social. Mi promoción incluso logró, para el paso de ecuador, un concierto de Duncan Dhu», rescata riendo. «Al acabar, supe que lo que me gustaba era la farmacia del hospital, la proximidad a la clínica. Tras hacer el FIR, elegí Santiago por la posibilidad de combinar mi residencia con seguir con la tesis en la facultad. La leí tiempo después, siendo adjunta en el hospital, y con dos hijos», aclara, y enlaza con su reconocida trayectoria en el CHUS, donde, tras ser responsable de la Unidad de Farmacia Oncológica XXI, asumió, entre otros cargos, en el 2013, la dirección del Servicio de Farmacia. Un tiempo donde también destacó por su empatía y carácter innovador. «Coincidió un equipo que pensaba que el farmacéutico no podía quedar retraído en la farmacia, que debía formar parte de equipos multidisciplinares, como con oncología, trabajando de forma próxima con médicos o enfermos. Esa conexión con las familias, esa búsqueda de ensayos clínicos que podían ser una alternativa, es una de las experiencias que más me aportó. No olvido las caras de los pacientes. Me gustan las personas. Eso, y ser persistente, me caracteriza», sostiene.

María Jesús Lamas, delante de la Facultade de Farmacia, en el campus
María Jesús Lamas, delante de la Facultade de Farmacia, en el campus PACO RODRÍGUEZ

«Siendo jefe de servicio, sucedió el accidente de Angrois, otra experiencia muy dura y que retengo. Ante una emergencia como esa, aprendimos sobre la marcha y se hizo bien. Al día siguiente escuchamos a dos celadores elogiar cómo estaban los botiquines, que no hubo que hacer pedidos. Esa enseñanza, tanto en lo logístico, ante una demanda inesperada de medicamentos, como en lo emocional, con un equipo que trabaja en circunstancias inéditas y de presión, me sirvió luego para gestionar la pandemia. En marzo del 2020, ante su dimensión, reuní a los directivos de la Agencia y les hablé del ejemplo de Angrois, de lo necesarios que íbamos a ser, de lo fuertes que debíamos estar», apunta, aludiendo ya a su actual puesto. «Primero con la gestión de suministros y luego con las vacunas, fueron dos años sin sábados ni domingos, ni Navidad. Una de las vacunas se autorizó el 6 de enero. Cuando autoricé la primera, lloré», confiesa con timidez. «Aunque soy un cargo público, no suelo hablar en medios, pero tengo presente algo que me dijeron en Comunicación: "El espacio que no ocupéis los técnicos, lo van a ocupar otros". Eso, cuando se empezó a cuestionar si una vacuna de desarrollo rápido era segura, me llevó a hablar en teles. Estábamos absolutamente tranquilos», apunta con orgullo.

«Trabajar en una agencia científica es lo máximo a lo que aspiro. Cuando en el 2018 gente del ministerio contactó conmigo, primero por Twitter, y luego por teléfono, para hablar de cambios en la Agencia, pensaba que me llamaban para colaborar en ellos. No creía que hubiesen pensando en mí para dirigirla. En la institución viví muchos momentos que me emocionan, tanto por la cohesión del equipo como por estar ligados al conocimiento», enfatiza, siempre vocacional y compartiendo una anécdota que prueba que la percepción de su institución creció durante el covid. «Mi marido, estando en un bar en Santiago, escuchó esta conversación: "Díxoo a Axencia, onde está a galega esa". La Agencia ya no es la Tributaria, ¡es la del Medicamento!», resalta feliz.

Este año, por el 8M, fue una de las ocho mujeres distinguidas por el Concello de Santiago: «En mi carrera tuve la suerte de recibir reconocimientos, también internacionales, pero este es el más especial, al ser en mi casa».