Arte megalítico y rupestre, un atractivo que no deja de crecer en la provincia de A Coruña

Emma Araújo SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

BASILIO BELLO

A Costa da Morte y Compostela tienen planes especiales para su cuidado

04 ago 2024 . Actualizado a las 21:30 h.

Competir en la provincia con unos monumentos tan emblemáticos como la catedral de Santiago y la Torre de Hércules es prácticamente imposible, pero eso no desmerece el vasto patrimonio catalogado en A Coruña y que corresponde a prácticamente todos los períodos, incluido el prehistórico. De hecho, la Costa da Morte está considerada como un enclave megalítico único y el más importante de la Península, con restos también en la comarca de Ordes. Y a su vez, el área de Santiago y su entorno, incluida la comarca de Barbanza, se está convirtiendo en referente rupestre, ya que todos los años suelen descubrirse estaciones de la Edad de Bronce mientras se está a la espera de prospecciones arqueológicas para hallazgos de más calado.

Los números no engañan, y mientras en la Costa da Morte, en donde destaca el dolmen de Dombate, ya había medio millar de enclaves megalíticos catalogados en el 2010, con una parte importante de ellos en buen estado de conservación, este patrimonio se ha incrementado progresivamente con la localización de petroglifos (grabados rupestres).

Son precisamente estos yacimientos con petroglifos los que más abundan en el entorno de Compostela, con más de 120 estaciones catalogadas, aunque este número no deja de crecer por nuevos hallazgos o por la localización de petroglifos que estaban catalogados pero a los que se les había perdido la pista porque su ubicación no estaba bien registrada.

El estado de conservación y promoción de estos yacimientos es desigual, con ejemplos positivos en Teo, que dispone de una ruta homologada que se beneficia de limpiezas periódicas, mientras que otros espacios, como A Pedra que fala, ubicada en Fecha (Santiago), necesita una intervención en su entorno.

La forma de preservar este patrimonio genera debate entre administraciones y arqueólogos, ante la conveniencia o no de excavar estos restos, identificarlos sin exponerlos posponiendo cualquier intervención extra o únicamente registrar su existencia para futuros estudios. Pero en lo que no hay debate alguno es que la titularidad pública de estos yacimientos es la opción más garantista. Así ocurrió con el dolmen de Dombate, en Cabana de Bergantiños, adquirido por la Diputación en 1975 y musealizado. Mientras tanto, innumerables mámoas catalogadas carecen de protección alguna.

Álvaro Ballesteros

Ayudas para mantener el patrimonio y divulgación de áreas emblemáticas 

El principal problema del patrimonio rupestre que atesora la provincia es que a nivel institucional y social no se le da tanta importancia, y tanto los restos megalíticos como las manifestaciones rupestres suelen ocupar espacios alejados que muchas veces son privados, lo que dificulta su cuidado y mantenimiento. Pese a ello, las zonas arqueológicas por excelencia, la Costa da Morte y el área de Compostela, gozan cada vez más de mayor reconocimiento, aunque queda mucho por hacer, sobre todo en el entorno de Santiago, ya que las construcciones megalíticas de la costa fueron las primeras manifestaciones prehistóricas en despertar interés por su protección. Así lo demuestra el hecho de que el Parque Arqueolóxico do Megalitismo ya fuese planteado en el año 2010 por la Xunta, aunque finalmente la Diputación asumió su desarrollo.

Este proyecto está en estos momentos pendiente de renovación del convenio ya existente entre la Diputación y los concellos que forman parte del mismo: A Laracha, Cabana de Bergantiños, Carballo, Dumbría, Laxe, Malpica de Bergantiños, Mazaricos, Ponteceso, Vimianzo, Zas y Cee.

«Todos os concellos apostan polo parque, e a renovación do convenio é só un trámite burocrático, pero hai que facelo», explica Xosé Luís Pena, diputado provincial del área de Patrimonio. El siguiente paso, avanza, será que cada Concello gestione la expropiación de terrenos en donde se ubican los monumentos megalíticos para así poder destinar dinero público a su limpieza y mantenimiento. Con el suelo expropiado de forma «cirúrxica», la Diputación compensará a los ayuntamientos por este desembolso con una fórmula pendiente de concretar. Superada esa fase, comenzará la parte de acondicionamiento de rutas y divulgación del megalitismo.

En el caso del Parque Compostela Rupestre, el proceso es el mismo, con el acondicionamiento en Villestro (Santiago) de un centro de interpretación y la divulgación de numerosas rutas en las que se encuentran los petroglifos. Este proyecto está pendiente de la adjudicación de los trabajos de limpieza de las estaciones y de sus accesos, una intervención que se retrasó por las dificultades con la titularidad del suelo. En paralelo a ambos parques, Pena ha confirmado una línea de ayudas para preservar el patrimonio provincial, con el condicionante de que este sea público.

CEDIDA POR EL COLECTIVO A RULA

«Hai un potencial inmenso, o problema é xestionalo» 

Luis Leclère es el presidente de A Rula, la Asociación cultural de divulgación e protección de arte rupestre, constituida en el año 2013 y artífice de que el número de petroglifos descubiertos en el entorno de Santiago se disparase, ya que en esta asociación tienen la mirada entrenada y donde cualquiera ve una oquedad en una piedra ellos vislumbran un vestigio de la Edad de Bronce. Además de encontrar petroglifos también bucean en la burocracia para protegerlos, y si el proyecto del Parque Compostela Rupestre es una realidad fue porque A Rula plantó la semilla.

Pendientes de que este parque y el de la Costa da Morte por fin echen a andar, Leclère confirma que en la provincia «hai un potencial inmenso, pero o malo é a súa xestión. Temos un megalitismo moi rico, e tamén de arte rupestre, pero teñen problemas de accesibilidade, sobre todo polo estado dos montes». «Non estamos ao nivel doutras escolas rupestres como a alpina ou escandinava. No noso caso, nin a sociedade nin as administracións están ao nivel do patrimonio que temos», lamenta, aunque A Rula vislumbra la solución a estas carencias, al menos parcialmente. Y esto pasa, según Leclère, por gestionar mejor este patrimonio, hacerlo accesible «para que tamén se convertan en ferramentas para o desenvolvemento económico e do turismo, porque hai que ter en conta que son elementos que enriquecen o noso patrimonio porque é algo singular e propio».

Los avances, que considera «tímidos e moi lentos», se refieren a proyectos como los parques previstos en A Costa da Morte y Compostela, así como la política de limpieza y divulgación que desde hace años desarrolla el Concello de Teo, con una ruta oficial e identificada, con cuidados periódicos del recorrido y visitas que organiza el propio colectivo A Rula

El hecho de que este patrimonio esté disperso y en zonas alejadas dificulta la vigilancia ante, además del riesgo de talas, incendios forestales y atentados de distinta gravedad, como pintar con tiza las líneas rupestres o lo que es peor, rascarlas con algún objeto punzante. Ante esta realidad, Leclère reconoce que «todo ao que se lle dá uso xera un desgaste, e se hai un mal uso, o desgaste é moito maior, pero nós temos comprobado que cando algo está vandalizado é moi posible que xa estivese desleixado ou sen mantemento».

El presidente de A Rula confía en que el cuidado de los yacimientos dispersos por la provincia también refuercen la concienciación del valor del legado prehistórico. Mientras tanto, Leclère confirma que en el colectivo A Rula continuarán haciendo lo que más les gusta, es decir, seguir investigando e inventariando el patrimonio existente, ya que a la pregunta de si queda mucho por descubrir Leclère se repite y afirma: «¡Si, si si!».