Compostela-Tambre-Lengüelle es un itinerario con mucha historia
20 jul 2024 . Actualizado a las 05:00 h.La Vía Verde Compostela-Tambre-Lengüelle es un itinerario con mucha historia, ya que se trata de una ruta para caminantes y ciclistas que discurre por la antigua caja del tren que unía Santiago con A Coruña.
Vilacide-Sigüeiro acogía en otros tiempos una estación que ya no existe y cuyo nombre era Berreo-Villacid. Una amplia explanada permite aparcar el coche y echar a andar por una pista hacia la derecha para cruzar un minúsculo túnel con el fin de poner los pies en la Vía Verde. Y a cruzar una llanura que está formada por los aluviones del río Lengüelle, que se adivina al fondo, oculto por un buen bosque de ribera. En cualquier caso, es una zona donde el agua subterránea pugna por salir a la superficie.
El tramo inicial resulta agradable porque no es recto del todo, va dando curvas muy abiertas en uno y otro sentido que evitan la monotonía. Porque afirmar que el omnipresente verde puede resultar monótono es casi un insulto. Al fondo se divisan los primeros eucaliptos, que también van a estar omnipresentes pero por lo general apartados del itinerario.
En breve se encontrará la primera señal, en este caso informando de que en medio kilómetro espera un área de descanso. Una de esas señales advierte de que un cruce encierra peligro. Tal peligro deriva de que hay una pista asfaltada en perpendicular y que, por lo tanto, de vez en cuando pasa algún coche.
Aparece ahí el primer gran panel. Esta es otra característica del itinerario: de vez en cuando ha sido colocado uno, con explicaciones claras y sencillas, con apoyo de una foto aérea indicando dónde se encuentra el visitante.
Procede mirar hacia la parte inferior de ese panel para ver que se construyó una estructura sobre el nivel del suelo para dar consistencia y que aguantara el paso de los trenes, y en otros lugares ha sido horadado algún outeiro ya que la inclinación era demasiada y el paso hubiera sido muy lento o simplemente imposible.
Y así se alcanza el punto kilométrico 12, contado desde la estación de A Sionlla, en Santiago. Ante los ojos, una pequeña rampa con cierta pendiente y la primera valla de madera, a la izquierda, que ratifica el empleo de ese material noble. Ahí está también la primera área de descanso, con una mesa con bancos, otro aislado y un segundo panel situando al caminante.
Esa pequeña subida está toda asfaltada, pero también resulta posible ir por otra de tierra que discurre en paralelo hasta arriba (luego se aparta). Y el siguiente y minúsculo descenso conduce a un precioso túnel de árboles. Y si lo mejor es ir despacio disfrutando del paisaje, ahora todavía hay que ralentizar más el paso, porque la Vía Verde se ha encajonado hasta tal punto de que discurre hasta cinco metros por debajo de lo que era el suelo en otros tiempos. Ahí se comprueba el gigantesco trabajo de desmonte que hubo que llevar a cabo. Los taludes, impresionantes.
Cuando se sale de ese tajo el agua acompaña a un lado y otro, unas brañas fértiles, mientras el Lengüelle corre lejano. Espera una larguísima subida, pero de las que no asustan: la pendiente debe calificarse de mínima, pica para arriba de manera casi imperceptible. Y se alcanza la estación de Garga-Trasmonte, abandonada, con su almacén y dos paneles con su respectivo mapa que indica dónde se encuentra el excursionista.