El encierro en favor de Palestina cumple 20 días y la Universidade de Santiago ya lo ve como una «okupación»
SANTIAGO
Los acampados exigen al rectorado un boicot a todo lo vinculado con Israel, incluso detener 13 proyectos de investigación y retirar el título de doctor «honoris causa» a la filósofa Martha Nussbaum
03 jun 2024 . Actualizado a las 20:59 h.En los pétreos pasillos de la primera planta de la Facultade de Xeografía e Historia, esta tarde se cumplirán 20 días de un encierro por Palestina sobre el que nadie logra vislumbrar un final. Más bien, todo lo contrario. Durante la jornada del viernes, las cerca de cien personas que todavía continúan acampadas en el interior del inmueble se dedicaron a reorganizar espacios y estancias, enviando un mensaje tan claro como contundente: si alguien pretende que se marchen, no lo tendrá nada sencillo. Es por ello que desde el rectorado de la Universidade de Santiago de Compostela (USC) comienzan a entender que lo que empezó como una reivindicación legítima de su comunidad de estudiantes ha terminado por convertirse en una «okupación».
La problemática subió un punto de intensidad durante la mañana del viernes, cuando un grupo de unos 35 jóvenes, que se identificaron como miembros de la Asemblea Internacionalista do Estudantado e da Clase Traballadora de Compostela —organizadora del encierro— boicotearon la reunión del Consello de Goberno, que iba a celebrarse en el Centro de Estudos Avanzados, ubicado en el parque de Vista Alegre. Aunque lo hicieron de forma pacífica, impidieron la entrada al inmueble de los miembros del órgano ejecutivo universitario, motivando que el rector, Antonio López, suspendiera la reunión ante la «imposibilidade de que se realice con garantías democráticas e de seguridade». Lo sucedido motivó que durante la tarde del viernes, desde el Pazo de Fonseca se convocara para mañana a todos los decanos, así como a los representantes del Consello do Estudantado y a los del sindicato Erguer, vinculado al BNG y a Galiza Nova, que se trata del único de carácter estudiantil que se encuentra inscrito oficialmente en el listado de la institución.
El objetivo es escuchar a todas las partes para analizar el conflicto y tratar de buscarle una solución, para lo que se buscará una postura unánime. Desde el rectorado descartan el uso de la violencia contra las personas que se encuentran en Historia, aunque comienzan a creer que la mayor parte de los que promueven el encierro no tienen siquiera vinculación con la comunidad universitaria, sino que se trata de una mezcla de personas de ideología antisistema que se niegan a negociar. Miembros del equipo ejecutivo de la USC y del propio decanato de Historia trataron de abrir vías de diálogo, pero se encontraron con que los encerrados carecían de portavoces.
Las posturas
Desde la USC entienden que han sido claros con su visión sobre el conflicto entre Israel y Palestina, tanto a través de una declaración institucional como de un manifiesto del equipo de gobierno en el que pidieron el cese de la ofensiva israelí y el reconocimiento del estado palestino.
A través de sus redes sociales, la Asemblea Internacionalista do Estudantado e da Clase Traballadora anunció que su petición pasa por un boicot de la USC a cualquier institución, empresa o personalidad vinculada a Israel: «Negámonos a aceptar que, despois de décadas de apartheid e xenocidio, se utilicen este tipo de migallas para lavar a cara e negarse a aceptar compromisos efectivos». Consideran que en los dos comunicados, las palabras de la USC se quedan en papel mojado al no romper relaciones con firmas que están trabajando con Israel: «Só serven para proporcionarlle á USC unha defensa ante a opinión pública, sen comprometer realmente a institución con actuacións ou posturas definidas».
Entre las demandas concretas, la asamblea reclama romper 13 proyectos de investigación internacionales en los que colaboran universidades israelíes, cerrar el Centro de Estudios de Seguridad (Ceseg) y retirar el título de doctor en honoris causa a la filósofa Martha Nussbaum. Exigencias que alejan el final de un encierro que zarandea a la Facultade de Xeografía e Historia.
Daños estructurales en el edificio obligan a realizar una obra urgente
Hace unas semanas se encontró una grieta de gran tamaño en el depósito de libros de la biblioteca de Historia que evidenció una cuestión: el forjado del edificio está afectado y requiere de una actuación urgente, algo que habrá que ver como se lleva a cabo con un centenar de personas pululando por el edificio. El último informe realizado por los responsables del área de infraestructuras de la USC desgrana el coste de la actuación: 6.783.592 euros. El documento constata la necesidad de comenzar a actuar por «a descarga de peso para reducir o volume de libros almacenados e no cambio de dirección dos andeis», misma apreciación que hizo el ingeniero de caminos, canales y puertos Juan Rey Rey, que realizó otro informe técnico tras inspeccionar el inmueble.
Solo el traslado de los fondos, que suma unos 150.000 ejemplares, tendrá un coste de 1.149.500 euros, mientras que el resto del dinero se dedicará a la puesta a punto de la biblioteca. Todo ello en medio de un encierro que ralentiza todavía más cualquier actuación por parte de la Universidade.
La acampada fuerza a mover 48 exámenes y un millar de alumnos
La acampada terminó por golpear de raíz la convivencia dentro de la Facultade de Xeografía e Historia, obligando a trasladar 48 exámenes de otras tantas asignaturas, afectando a más de un millar de alumnos, sin contar profesores. Desde el decanato agradecieron la colaboración de los responsables de las facultades de Filosofía y Medicina, donde se están celebrando el grueso de las pruebas. En la de Historia solo se podrán realizar los exámenes de los grupos más pequeños, en concreto los del grado de Xeografía y de algunos másteres, mientras que el resto se harán fuera al estar todas las aulas magnas ocupadas por los acampados. «Está afectando na vida do centro porque hai máis dun milleiro de persoas afectadas», confirmó el decano, Marco Virgilio García Quintela, quien pidió que «liberarán as aulas da primeira planta para poder facer aquí os exames, pero non quixeron. Non alcanzo a ver como os obxectivos que pretenden alcanzar o van a facer prexudicando a mil persoas, mentres moitos deles si poden ir ás súas facultades a facer os seus exames».