Cinco de los siete acusados admiten que Hostelería de Santiago falseó facturas en el 2011 para recibir subvenciones
SANTIAGO
El exgerente, Andrés Condide, a la fiscala: «Todos eran conocedores, yo también, y pido perdón»
26 sep 2023 . Actualizado a las 23:55 h.Pocas veces se presencian confesiones en un tribunal, y menos aún cuando el delito que se está juzgando es de la gravedad de la estafa como ocurre en el juicio que se celebra en la sección compostelana de la Audiencia Provincial por el caso de facturas falsas del 2011 para recibir subvenciones en la Asociación de Hostelería de Santiago. De los siete acusados, cinco admitieron los hechos y aceptaron el escrito de acusación de la Fiscalía. El más rotundo de ellos a la hora de confesar fue Andrés Condide Viaño, que era gerente cuando se produjeron los hechos, que respondió al ministerio público: «Sí, sí, sí, esas facturas eran falsas y todos eran conocedores, yo también, y pido perdón».
Condide, no obstante, quiso puntualizar que las facturas se falsearon para conseguir fondos para la asociación porque atravesaba una mala situación económica «pero los servicios se prestaron y nadie de la directiva se quedó con un solo céntimo». Cuando la fiscala le fue preguntando por la participación de cada uno de los otros directivos acusados en la presunta estafa fue igual de rotundo. Del expresidente, José Manuel Otero Romar, dijo que era «totalmente conocedor de la falsedad», al igual que Jesús Sordo García, presidente de Restauración, y Ramón Carril Rial, uno de los tesoreros. Al único que exculpó fue al otro tesorero, Manuel Paz Paz, del que explicó que no sabía lo que firmaba porque en aquella época tenía ingresos frecuentes en el hospital porque estaba gravemente enfermo y pendiente de un trasplante. Una versión que corroboraron el resto de procesados y él mismo, que llegó a explicar que incluso firmó facturas estando ingresado.
Además de confesar y reconocer todos los hechos que figuran en el escrito de acusación, y ya a preguntas de su abogado, mostró también su arrepentimiento. «Fue un error que cometí y es un lunar que me quedará ahí para siempre».
Igual de firme a la hora de admitir la falsificación de las facturas y la implicación de todos los acusados se mostró Jesús Sordo, que presidía la sección de Restauración en el 2011, que reconoció que el importe de las facturas falsificadas para recibir subvenciones de la Diputación de A Coruña de 100.000 y 1.975 euros, y otra de la Xunta de 35.140 euros, acabaron en las arcas de la Asociación de Hostelería de Santiago.
Los dos representantes de las empresas que se prestaron a emitir las facturas falseadas, una de organización de eventos y otra de electricidad también confesaron. El segundo se limitó a reconocer los hechos sin abundar en los detalles, pero la primera fue mucho más elocuente al explicar que se prestó cuando se lo pidió el gerente, Andrés Condide, porque trabajaba mucho con la entidad y se lo pidieron como un favor. «Sí, reconozco los hechos y me pueden acusar. Me pueden acusar de tonta y de torpe», explicó la responsable de la firma.
Los asuntos que se aprovecharon para falsear las facturas fueron un proyecto de desestacionalización del Camino Inglés y una línea de ayudas para financiar la instalación de luces led en la sede de la entidad.
El expresidente Otero y el tesorero Carril alegan que ellos firmaban sin saber el qué
El expresidente de la Asociación de Hostelería de Santiago, José Manuel Otero Romar, y el que era su tesorero, Ramón Carril Rial, son los dos únicos acusados que no admiten su culpabilidad. Ambos alegaron en el juicio que desconocían que se habían falseado las facturas y que se limitaron a firmar las órdenes de pago, que no los proyectos ni los expedientes, y que tampoco sabían muy bien a qué le daban su visto bueno porque les presentaban de una vez gran cantidad de documentos y ellos confiaban en que todo era correcto.
Tanto Otero como Carril mantuvieron defensas idénticas. Ambos señalan al exgerente, Andrés Condide, como responsable de que las facturas se falsificasen. «Todo era dirigido por él», dijo el expresidente al tribunal, mientras que su tesorero calificó como «falso» el que ambos acordasen con el resto de directivos llevar a cabo esa falsedad para que la asociación recibiese fondos.
Manuel Paz, el otro tesorero, tampoco reconoció su culpabilidad porque en aquella época se mantuvo apartado del día a día de la entidad debido a la enfermedad que le obligó a someterse a un trasplante. «No sabía que las facturas eran falsas y si lo hubiera sabido no las firmaba», aseguró.
Eso sí, admitió que, con posterioridad, en la asociación le explicaron que, efectivamente, las facturas eran falsas. En su opinión, todo el asunto que ahora se juzga surgió a raíz de las malas relaciones que había entre las directivas de Hospedaje y Restauración y a la guerra interna posterior que se desató tras las elecciones que apartaron a José Manuel Otero como presidente de la entidad.