Cogami lleva a los concejales en sillas de ruedas entre las plazas de Galicia y de Mazarelos para que sufran en su piel las barreras arquitectónicas
21 sep 2023 . Actualizado a las 12:02 h.Ramón Sestayo, Álvaro García y Susi Pérez, de la Confederación Gallega de Personas con Discapacidad (Cogami), fueron los anfitriones de una peculiar ruta en sillas de ruedas entre las plazas de Galicia y de Mazarelos en la que participaron varios concejales de Santiago. La ruta consiguió sacarles los colores casi desde el minuto cero de la marcha. Al final del recorrido, Sestayo reconocía que la iniciativa sirvió para «pór a cada un no seu sitio». Ramón y Álvaro, que no dudan de que se han hecho cosas, consideran que Santiago suspende en accesibilidad, al igual que todas las ciudades.
El recorrido fue calificado como «unha experiencia dura e enriquecedora», por María Baleato, del PP; y como un recorrido que «abre bastante os ollos» por Xan Duro, de CA. Xesús Domínguez, edil de Obras del BNG, reconoció que «dende a cadeira vese todo dende outra perspectiva». Gonzalo Muíños, del PSOE, no dudó en reconocer que «quedan moitas cousas por facer, hai barreiras que pasan desapercibidas, pero dende a cadeira de rodas vese todo diferente. Unha alcantarilla non alineada é unha gran barreira».
Todos los ediles pasaron varios apuros durante el recorrido, y eso que contaban con una persona de apoyo para ayudarles en los puntos negros. Los más complicados fueron la rampa de la plaza de Galicia, varios bordillos de entre 4 y 15 centímetros para cruzar los pasos de peatones en la misma plaza, en As Mercedarias y en Patio de Madres, pasos estrechos y empedrado dañado.
La ruta comenzó en la plaza de Galicia, donde se les mostró la rampa inaccesible junto al acceso al aparcamiento. «Se baixamos por aí, acabamos dentro do Massimo Dutti», avisó Sestayo. El cruce por el paso de peatones de As Mercedarias puso en apuros a todos los concejales. El escalón solo puede superarse con la destreza de mover el cuerpo hacia delante y hacia detrás, correctamente acompasado, para que la rueda supere el hueco sin irse de bruces. Aquí la ayuda de los colaboradores fue determinante para seguir la ruta. Hasta ese paso de peatones, la comitiva circuló en fila sufriendo por cada golpe del deteriorado suelo empedrado. «Isto é un mundo diferente», decía María Baleato al llegar al empedrado de Mazarelos.
Suso Domínguez reconocía que la perspectiva de la silla de rueda ofrece «unha visión distinta» de la accesibilidad de las calles de Santiago. Muchos de los obstáculos revelados en la ruta pasan habitualmente desapercibidos, pero «todos temos un momento en que levamos un meniño en cadeira ou axudamos a alguén cun bastón».
La ruta tuvo una segunda parte, la de volver a la plaza de Galicia, donde Xan Duro le confesó a Ramón Sestayo que tenía «os brazos desfeitos» por el esfuerzo realizado.
Piden que los proyectos nuevos pasen el filtro de los técnicos de Cogami
Ramón Sestayo, vicepresidente de Cogami, no descarta repetir la experiencia en el futuro para comprobar cómo se avanza en la eliminación de barreras arquitectónicas en Santiago. El portavoz de la entidad reconoció la labor hecha en el pasado, pero insistió en que «aínda o camiño é largo» para lograr la accesibilidad universal. En el anterior mandato el que «fora concelleiro de Obras, Javier Fernández, reservou 200.000 euros do presuposto para ir facendo cousas», recordó Sestayo. Ahora piden al nuevo equipo de gobierno una partida fija para seguir transformando la ciudad, con el fin de hacer de «Santiago unha cidade máis accesible». Sestayo insistió en que el urbanismo «de 1950 hai que reformalo, non queda outra».
Una de las peticiones es que se tenga en cuenta la valoración de los expertos de Cogami en todos los proyectos de obras nuevas. Aunque se exijan planes de movilidad, los responsables de Cogami considera que la visión de las personas que sufren en sus carnes las consecuencias de las barreras debería ser tenida en cuenta, porque «somos os que as sufrimos máis». Al mismo tiempo, desde Cogami siguen recogiendo todas las quejas que entran en el apartado de accesibilidad de la aplicación Línea Verde y trasladándolas a los responsables municipales para su corrección. Invitan, por ello, a colaborar enviando datos de aquellas cuestiones que son mejorables.
Por ahora no hay un estudio detallado de todos los puntos negros, en materia de accesibilidad, de Santiago. Pero Ramón Sestayo considera que se cuentan por decenas. Álvaro García destacó que de los casi cincuenta puntos que acumulan un mayor número de quejas en la aplicación, se resolvieron una treintena y aún quedan unos dieciocho sin atender.