Los vecinos de Ortegal, Muros y Terra de Soneira rozarán los 60 años de media en el 2033: «Chegará a impactar a nivel político, sanitario e empresarial»
SANTIAGO
Solo A Coruña y Santiago contienen el envejecimiento exponencial de la población, que coloca a toda la provincia en el 2037 por encima de los 51,3: «Centos de miles de mozos marcharon e iso repercutiu nun avellentamento progresivo»
22 may 2023 . Actualizado a las 13:06 h.Mayúsculo, titánico e inabarcable. Así se vislumbra el reto demográfico para la próxima década en Galicia. Lo será también, lógicamente, en la provincia de A Coruña. El envejecimiento de la población, lejos de frenarse, se acelera, algo que queda patente en el último informe de longevidad hecho público por el Instituto Galego de Estatística (IGE). Sus cifras encienden todas las alarmas y hablan por sí solas. La edad media en la provincia se encuentra en este 2023 en los 47,5 años. La proyección de los expertos muestra que superará los 50,4 dentro de una década y alcanzará los 51,3 para el 2037.
La provincia cerró el pasado 2022 con un porcentaje de población por encima de los 65 años del 25,5 %, frente al 26,1 % de Galicia y el 20,1 % del global nacional. Para 2037, el IGE afirma que los coruñeses sexagenarios serán el 31,8 % del total. ¿Pero dónde afectará más ese continuo envejecimiento? Lógicamente, en las comarcas más rurales y en aquellas que han venido experimentando una constante pérdida de población joven en detrimento de las ciudades gallegas, españolas y la diáspora.
Para el 2033, las comarcas de Ortegal, Terra de Soneira y Muros rondarán los 60 años de media, una cifra que los expertos califican con una palabra: drama. Para el 2037, último año que contempla el estudio de IGE, solo el área metropolitana de A Coruña y la ciudad de Santiago de Compostela están por debajo de los 50 años de edad media de su población.
A partir de ahí, únicamente Barbanza aguanta el tipo, con 50,9 años. Arzúa llega a los 56,3; Ordes, a los 54,3; y Melide, a los 55,9. En Eume son 56,2; en Ferrol, 52,2 y en Ortegal, 59,8. En el área de la Costa da Morte, el IGE coloca a Bergantiños como la menos afectada, con 53,7 años. Fisterra llega a 55,4; Soneira, a 59; y Xallas, a 56,5. La comarca de Muros trepa hasta los 59,4 y la de Noia, a los 54,3. En A Coruña, frente a los 49,2 de la ciudad herculina, Betanzos suma 52,8. Santiago, con 49,6; A Barcala, con 55,2; y O Sar, con 53,4, completan el estudio del IGE.
Vivir solos
Explican los expertos que este continuo envejecimiento de la población tiene varios motivos: caída de la natalidad, sociedad históricamente emigrante, falta de un mercado que de entrada a perfiles de trabajadores con formación superiores y carencia de medidas de conciliación.
Que la estructura familiar ha cambiado por completo en las últimas décadas lo evidencia otro dato del IGE. Mientras que en el 2011 el 52,3 % de los residentes en la provincia que superaban los 65 años vivían con gente de su misma edad, esa cifra ha ido creciendo para llegar a los 57,9 % del pasado año, solo superado por Ourense, donde son el 62,6 %.
«Cando chegas aos cen anos tes tempo para vivir de todo, dende o bo a tamén o malo»
Josefina Lago Rey, conocida en la parroquia de Urdilde, en Rois, como Josefina da Braña, nació en el 1923. Cumplió los cien años hace 22 días, concretamente el pasado 1 de mayo. «Mamá de momento está moi ben. De cabeciña atópase perfecta e iso é moi importante. Ten que utilizar o andador porque así está máis segura, pero levántase sola. Iso si, non se perde nunca o informativo do mediodía de Telecinco e tampouco Atrápame se podes e o Pasapalabra. A esa hora, xa che digo que se alguén está vendo outra cousa, tócalle a ela a televisión».
La que habla es su hija Chelo Castro, quien vive junto a su madre en su casa de la aldea de Macedos, en el lugar que le dio el apodo a su madre: A Braña. En cien años de vida, explica «tes tempo para vivir de todo, dende o bo a tamén malo». Madre de cuatro hijos, uno de los cuales falleció siendo joven, tiene cuatro nietos y cinco bisnietos: «Sempre foi moi acolledora. Encántalle que veñan a vela. Tamén os veciños. Cando cumpriu os cen tivo a casa chea varios días, non paraba de chegar xente para darlle as felicidades».
Aunque no cocina desde que cumplió los 94 años por miedo a tener algún accidente en los fogones, Chelo Castro explica que «sempre foi un dez niso. A súa comida daba que falar. As receitas dela úsoas eu, pero ela dime que lle falta o seu toque. Claro que lle falta! Eu teño o meu! Ela tiña moita man, moita, sempre estaba arredor da pota».
Josefina Lago Rey es el ejemplo de que la longevidad es una particular gallega, y más todavía en el caso de las mujeres. «Leva os cen anos moi ben. A ver se chegamos ao 101. Máis non se pode pedir», explica. Su receta de empanadillas de conejo se mantendrá durante años en su hija Chelo: «Encantábanlle a todo o mundo. Non duraban nada. Agora que tanto éxito teñen as pizzas, ela xa as facía fai 70 anos. Cos tomates que tiña na horta e con xoubas abertas sen espiña. Antes non había o que temos agora».
Agricultora
Tras una vida de trabajos como agricultora, Josefina Lago celebra haber llegado a la centena «tranquila». Se levanta tarde, come con el informativo, da unas vueltas al pasillo para mover las piernas y después disfruta «cos documentais da dúas e cos concursos. Non está estática», afirma Chelo. La única pega es que no siga cocinando. Eso es algo que todos en casa la casa da Braña echan de menos.
«As grandes cidades atraen aos mozos, pero fano cara ás áreas suburbanas»
Carlos Ferrás es uno de los mayores expertos en demografía de Galicia. Profesor de Geografía Humana en la Universidade de Santiago de Compostela (USC), destaca el gran reto al que se enfrenta la provincia, ya que «superar o medio século de idade media pon en evidencia unha tendencia moi clara que chegará a impactar a nivel político, sanitario e empresarial. Tamén afectará aos servizos públicos e á estrutura do mercado de traballo».
Explica que A Coruña y Santiago son las únicas ciudades que contienen el fenómeno: «Se tiveramos os datos en detalle a nivel municipal veríase un menor avellentamento nas dúas. As grandes cidades atraen aos mozos, pero fano cara ás áreas suburbanas, como poden ser Arteixo, Oleiros, Culleredo ou Ames. Alí atopan unha mellor relación de calidade prezo da vivenda. Tamén hai unhas infraestruturas que lles permiten unha boa comunicación coa cidade e unha oferta de servizos de calidade».
¿Soluciones? «Os cambios demográficos son lentos e requiren medidas políticas a medio e longo prazo», dice. Entre las vías a seguir explica que «unha é atraer á inmigración. Que veña poboación moza adulta de fóra en idade de traballar e ser produtiva. Despois hai que incidir nun mercado de traballo que sexa capaz de frear a saída de mozos nacidos aquí con titulación e que marchan fóra de Galicia. Por último hai que crear un entorno social e económico orientado en facilitar a crianza, con servizos que apoio a conciliación e a protección da maternidade».
Para Ferrás, el fenómeno responde «á historia e ás características económicas, culturais e sociais. A sociedade cambiou. Deixamos de ser unha rural para ser cada vez máis urbana. Iso levou consigo a entrada da muller no mercado laboral e educativo. Polo que igual que outras comunidades máis avanzadas de España, o feito da maternidade pasou a un lugar secundario no lugar de competir no mercado laboral e promoverse profesionalmente». A esto hay que sumarle una cuestión clave: «Galicia é unha sociedade de emigrantes. Centos de miles de mozos marcharon e iso repercutiu nun avellentamento progresivo».