Esta joven fotógrafa de Santiago encontró una ventana para darse a conocer en Instagram y ya tiene más de 13.000 seguidores

SANTIAGO

Lorena Domínguez asegura que eligió el bachillerato artístico y entonces «ya me di cuenta que quería hacer algo grande con la fotografía». Habló con una persona que conocía de su instituto para que hiciese de modelo y así comenzó su camino autodidacta hacia la profesionalización. «No sabía a dónde iba a llegar, pero fue muy guay contactar con ella hace poco y volver a hacerle fotos», dice la artista.
Lorena Domínguez asegura que eligió el bachillerato artístico y entonces «ya me di cuenta que quería hacer algo grande con la fotografía». Habló con una persona que conocía de su instituto para que hiciese de modelo y así comenzó su camino autodidacta hacia la profesionalización. «No sabía a dónde iba a llegar, pero fue muy guay contactar con ella hace poco y volver a hacerle fotos», dice la artista. XOAN A. SOLER

Lorena Domínguez ha conseguido vivir de su gran pasión y habla de los peajes que hay que pagar con la censura del desnudo

19 may 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Aquella cámara analógica que utilizaban su padre y abuelo para capturar los momentos cotidianos fue el germen de su pasión por la fotografía. Lorena Domínguez cuenta que tenía solo 5 años cuando se despertó este interés en ella: «Aunque era muy pequeña ya quería saber cómo funcionaba, qué hacía, mirar por el visor...». Nacida en Vitoria y con raíces familiares en Ourense, se vino a Galicia a sus 4 años y actualmente vive en Santiago, en donde ha conseguido dar el salto para vivir de su gran vocación. Especializada en retrato, explica la joven de 23 años que «Instagram fue mi ventana para que me conociera la gente» y ya tiene más de 13.400 seguidores. «Es muy guay, pero puede llegar a ser un poco frustrante por el algoritmo, por lo que funciona o no y lo que vende, en esa red social y en otras», relata.

Ella también se enfrentó a la censura incoherente de los desnudos y tuvo que recurrir tras recibir un primer strike (advertencia previa a la cancelación definitiva de la cuenta): «Fue algo que tuvo muchísimo bombo porque lo contamos por stories. La gente apoyó bastante nuestra postura y me sentí muy arropada por el público. Se trataba de un contenido artístico, era yo misma delante de la cámara, una foto poco explícita tomada de lejos que hice junto con una compañera del sector de forma amateur y salimos un poco malparadas, muy a mi pesar y para mi sorpresa. Se ven a diario imágenes mucho más provocativas de otros fotógrafos que no se censuran y no entiendo por qué ese no se considera contenido delicado y otro sí».

En cualquier caso, Lorena asume que Instagram tiene sus propias reglas de juego y no aspira tampoco a convertirse en una Quijote 2.0 del desnudo artístico. «No quiero hacer más de esto porque me penaliza en Instagram y no me interesa», reconoce una artista a la que regalaron su primera cámara compacta digital por su comunión. «Gracias a la fotografía he conocido a gente alucinante, esto me brinda experiencias increíbles y me da una calidad de vida impresionante», dice orgullosa de haber llegado al punto en que por fin puede vivir de ello, haciendo trabajos comerciales para marcas (sobre todo para ópticas y firmas de moda), eventos particulares y sesiones con influencers, como la viguesa Rebeca Stones. «La verdad es que fotografiar a influencers me ayudó un montón para conseguir más seguidores», indica.

A pesar de que lleva apenas un par de años como fotógrafa profesional, Lorena ya tiene unas cuantas anécdotas sobre proyectos y ubicaciones curiosos en los que tuvo que sacar adelante la sesión. «En los baños de un centro comercial es lo más extraño que me han pedido. Encima, la modelo apareció con ropa bastante extravagante sin avisar, con un vestido de lentejuelas de muchísimos colores», rememora. Pero adaptarse a las circunstancias forma parte del trabajo, destaca.