La huelga de médicos ha acabado (¡aleluya!) con cinco de los ocho puntos de consenso basados en la subida de la nómina. A eso le llamaban, parece ser, incrementar la calidad del servicio o algo así. Sin comentarios. Y conste que durante la huelga las pediatras del centro de salud de Oroso y un especialista de Galeras atendieron el caso urgente de mi hija, y solo puedo decir que lo han hecho de sobresaliente.
Pero hay que seguir con la sanidad, porque hace poco tiempo se han sacado de la manga el último invento: el Xide. Un programa que afecta a todo ciudadano de la comarca compostelana y más allá. A usted y a mí. Así que llegue sin cita a su centro de salud y diga que de repente tiene tal o cual dolor.
El administrativo que lo atienda en la ventanilla le va a aplicar el Xide. Es decir, le va a preguntar qué síntomas tiene. Y qué más. Y qué más. O sea, a una persona que no es médico le va a contar sus males y dolencias. Y esa persona, siguiendo el Xide, le va a dar cita al momento, para a lo largo del día o para otro día. O sea, un administrativo decidirá si su caso es urgente o no.
A mí me daban ganas de decir mire usted, he engañado a mi mujer y tengo gonorrea o similar, y me pica un montón ya sabe usted qué. Y mientras, los de mi cola y los de la cola de al lado sonriendo, aplaudiendo o dándome el pésame.
Una barbaridad, porque lo que se conseguirá es que la gente mienta e incluso si no le dan vía libre se plantará en urgencias del CHUS. Solo hay una forma de evitar la avalancha de ciudadanos que cuando nos duele una uña vamos al médico. Y es hacer como en Suecia: cobrar las consultas. Y luego, en la declaración anual de la renta, incluir ese gasto cuando proceda.