Dos años de batalla contra el Concello de Santiago, que deberían acabar en el juzgado, por una multa por aparcar en una zona peatonal que estaba mal señalizada

Álvaro Sevilla Gómez
Álvaro Sevilla SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

La zona donde el afectado aparcó la moto en octubre del 2021
La zona donde el afectado aparcó la moto en octubre del 2021 XOAN A. SOLER

El afectado afirma que se le estropeó la moto y que la dejó en la rúa Mazarelos, donde no había señal que prohibiera su estacionamiento

16 feb 2023 . Actualizado a las 15:16 h.

David contra Goliat, Josef K. y El proceso de Kafka, Thomas Hobbes y el Leviatán. Esa historia del ciudadano contra un poder inabarcable lleva viviéndola un vecino de Teo estos dos últimos años. En su caso, contra el Concello de Santiago. Explica que el 21 de octubre del 2021 se le estropeó la moto, por lo que la dejó en una esquina, debidamente pintada, de la rúa Mazarelos. El día siguiente, para su sorpresa, se la encontró con una multa de 200 euros por haberla estacionando en una calle peatonal.

Explica que no estaba indicado en ningún lugar y que las líneas blancas mostraban que podía aparcar. Pero la sanción continuó su camino. Alegó y le respondieron con que accediera por la plaza de Abastos y que no podía hacerlo. «Cousa que é mentira e do que non teñen proba», afirma el afectado, que hizo un recurso de reposición. Lo dejó en el registro y, dice, lo enviaron a la oficina de multas, donde supuestamente se extravió. Semanas más tarde le llegó un requerimiento de la Deputación para que abonara la sanción, con un recargo del 10 %. Se dirigió a su oficina y le confirmaron no había constancia del recurso y que debe dirigirse a la de multas: «Dinme que o recurso non aparece no sistema e que teño que falar co instrutor da denuncia».

Es él quien le confirma que estudiarán lo que ha ocurrido y que lo avisarán. «Non me chama ninguén, obviamente. Volvo e dinme que xa hai constancia do recurso de reposición, aínda que en seis meses non aparecera nada. No momento en que falo co instrutor, aparece». Tras poner una queja formal en el Concello, recibe la comunicación de que anulan el expediente sancionador y «admiten o erro administrativo, pero o que fan é volver ao punto cero. Manteñen que estaba mal aparcado e que debo pagar».

«É un fallo do Concello, porque debe sinalar a zona de aparcamento correctamente, cousa que non fai, aínda que así o indica a normativa. A única alternativa que me dan é ir ao contencioso. Teño que decidir que fago, porque entre todo podo ter que pagar 1.000 euros e se o fago xa son 200». Además de un proceso eterno, en el que tuvo que llamar a un sinfín de puertas, afirma que «isto todo é unha tolemia. Cada vez que había un error ninguén admitía nada. Admiten o erro de sinalización, e logo o administrativo, pero non valeu de nada, a oficina de multas tirou para diante. Xogan ca desidia, que te canses e pagues».

Para este vecino de Ames, el sistema también juega con las cartas marcadas «e coa posibilidade que che dan de pagar a metade da multa se o fas rápido. É unha extorsión de libro. No momento en que recorres, ese tempo debería quedar suspendido, pero no. A norma é así».