Vecinos de la casa okupada de Amor Ruibal de Santiago temen una nueva plaga de ratas

SANTIAGO

Parte posterior de la vivienda
Parte posterior de la vivienda CEDIDA

Residentes en el barrio de Santiago afirman que el patio trasero de la vivienda está repleta de basura y desperdicios, lo que podría atraer de nuevo a los roedores

25 ene 2023 . Actualizado a las 12:02 h.

Vecinos del número 10 de la calle Amor Ruibal de Pontepedriña han vuelto a reclamar soluciones para acabar con un conflicto que se ha enquistado en los últimos tres años. Okupada desde la pandemia, la vivienda quedó liberada a principios del pasado año. La calma duró hasta hace un par de meses, cuando un nuevo grupo de personas forzó el portalón y entró a vivir en su interior. Residentes del barrio temen ahora una nueva plaga de ratas debido a la gran cantidad de basura que se está acumulando en el patio posterior del inmueble.

La vivienda, que está ubicada a pocos metros del Instituto Pontepedriña, tuvo problemas con los roedores con los primeros okupas, que llegaron a arrojar excrementos y desperdicios directamente por la ventana. Eso motivó que varios vecinos tuvieron que contratar servicios de desratización al encontrarse especímenes de estos animales por sus casas, cuestión que quieren evitar en esta ocasión.

Otro de los miedos que padecen es saber cómo se están calentando los inquilinos ilegales. Creen que la vivienda, a la que intentó acceder la policía y los bomberos sin éxito al impedírselo los okupas, carece de luz, de ahí que «deben estar utilizando bombonas para calentarse, y eso es un riesgo para todos, cualquier día puede pasar algo», admiten los residentes del barrio, que vuelven a hablar de gritos durante la noche de gente que quiere acceder a la casa.

Del Concello

El número 10 de la calle Amor Ruibal se encuentra en un limbo legal. El Concello de Santiago la compró en el 2005 en el proceso de reurbanización del barrio de Pontepedriña. En aquel momento se indemnizó económicamente a los propietarios, que abandonaron la vivienda, ya que estaba previsto su derrumbe.

Esa llegada de la piqueta no llegó a concretarse debido a problemas entre propietarios de una finca cercana que también estaba afectada por el plan especial. Fue la propia edila de Urbanismo, Mercedes Rosón, la que confirmó el caso, afirmando que hasta que esa cuestión se solucione no pueden llevar a cabo la obra que debería acabar con el problema del número 10 de Amor Ruibal.